EL ANTIGUO ESTADIO ROMANO
Durante el Imperio Romano se ubicaba esta área, al oeste del Panteón, el Estadio de Domiciano (el mismo emperador que concluyó las obras del Coliseo Romano).
El estadio, erigido en el 85 d.C. era un edificio alargado en forma de herradura, de 276 x 54 m, con . En el área central era libre para los juegos de los atletas, y dado que era un estadio y no un circo, no tenía un muro divisorio en el medio del espacio o spina (como en el Circo Massimo).
En torno a éste se ubicaban graderías con una capacidad para 30000 espectadores.
EVOLUCIÓN DE LA PLAZA
El nombre Navona deriva de agone, que en latín significa "juegos".
Luego del colapso del imperio romano las graderías del estadio empezaron a ser ocupadas por familias además de un pequeño santuario construido en el lugar del martirio de Santa Agnes (el cual mencionaré más adelante).
Posteriormente la familia Pamfili (o Panphilj) construyó su palacio al lado del santuario. Este espacio al medio del estadio empezó a ser usado como mercado durante el Medioevo, y eventualmente se realizaban aquí juegos informales. Pero fue durante el mandato del papa Inocencio X, miembro de la familia Pamfili, cuando la plaza se remodeló y embelleció, dado que el palacio de su familia enfrentaba a este espacio. El papa comisionó la construcción de una nueva iglesia de Santa Agnes, y el desarrollo de tres fuentes que embellecieran el espacio urbano y mejoraran la dotación de agua en la zona.
URBANISMO BARROCO
La forma en la que la arquitectura barroca emerge de la renacentista (o más propiamente de la manierista), tiene que ver con la necesidad de exacerbar la espiritualidad de los individuos, usando para ello la exuberante interacción de la arquitectura y el arte con su entorno urbano. Éste será trabajado a manera de exaltar la obra arquitectónica por sobre el conjunto, y el orden y racionalidad clásicos, utilizados durante el Renacimiento- dieron paso a la sorpresa, dinamismo y tensión del barroco.
Así pues, los principios geométricos y teóricos renacentistas (las utópicas ciudades ideales), ceden ante desarrollos individuales, absolutistas, majestuosos, y a veces absurdos. Además, mientras el Renacimiento se desarrolló gracias al mecenazgo de comerciantes, el arte, arquitectura y urbanismo barroco están asociados al poder monárquico y eclesiástico del siglo XVII y XVIII.
Entre 1652 y 1866 la plaza Navona adquirió además una singular tradición: el piso de la plaza se inundaba los fines de semana de cada Agosto (bloqueando para ello el desagüe de las fuentes) y se convertía en un lago en honor a la familia Pamfili, aunque es falso que aquí se ejecutaran representaciones de batallas navales.
Tal como menciona Spiro Kostof, en relación al acondicionamiento del espacio público para estos fines festivos:
“…el marco arquitectónico de la plaza, con sus ventanas, balcones y galerías, hizo espacio para los espectadores de mejor condición social. Los edificios públicos al frente de ella fuero decorados para la ocasión. Tribunas y graderías desmontables se adosaron a los palacios […] Tenemos un rico registro visual de tales arreglos durante periodo Barroco […] que van desde ornamentos colgados en los edificios de la plaza hasta encasetamientos y estructuras tempolares erigidas independientemente de los edificios”.
Era frecuente también el uso de la plaza como mercado, pero siguiendo los principios del higienismo de mediados del siglo XIX, el mercado fue movido en 1869 al Campo dei Fiori, ubicado en las inmediaciones de la plaza.
LAS FUENTES
El espacio de la plaza es adornado tres fuentes.
La fuente de los cuatro ríos.
El elemento central es la obra maestra del genial arquitecto y escultor Gianlorenzo Bernini: La fuente los los cuatro ríos, brillantemente esculpida entre 1648-51. Cuatro figuras de mármol, dispuestas en dramática tensión, representan al Nilo (cuya oscura faz representa los orígenes desconocidos de este río) el Danubio (que mira hacia los emblemas de Inocencio X), el Ganges (sosteniendo un remo por su longitud como río navegable) y el Río de la Plata (redeado de monedas para simbolizar la riqueza de América), representando cada uno de los cuatro continentes conocidos en ese entonces, por los cuales el catolicismo se había dispersado (Australia recién estaba siendo descubierta, y nadie sabía aún que era un continente).
En el centro del conjunto se yergue un obelisco egipcio, traído a Roma por el emperador Caracalla.
La fuente iba a ser inicialmente comisionada a Borromini, pero fue finalmente encargada Bernini. Es más, cuenta la historia que el papa Inocente X no gustaba de Bernini y por tanto no le envió una invitación para el desarrollo de la fuente que acogería al famoso obelisco egipcio, pero el escultor secretamente se las arregló para colocar un modelo de plata en una habitación en el palacio Pamfili por donde el papa tenía que transitar. Inocencio X quedó maravillado y le encargó la obra.
Otra leyenda subraya la presunta rivalidad entre los maestros Bernini y Borromini, que parece expresarse sutilmente en el grupo escultórico realizado por el primero en contra de la iglesia desarrollada por el segundo: el Nilo tiene los ojos cubiertos para no ver la iglesia de Borromini, mientras que el Río de la Plata tiene una actitud como si la iglesia le fuera a caer encima. Sin embargo, es una leyenda infundada, ya que la escultura se culminó antes de la iglesia.
La fuente, esculpida en mármol travertino, servía un fin utilizario (proveer de agua), pero también uno simbólico: expresar el poder papal. Sin embargo, se ejecutó sin no poca oposición local, ya que fue construida en medio de una hambruna, entre 1646-48.
Otras fuentes.
Además la plaza presenta dos fuentes a ambos extremos, esculpidas por Giacomo della Porta: al sur se halla la Fuente del Moro, de 1575. Casi un siglo después, en 1673, Bernini le aumentó la figura de un moro luchando con un delfín, que le da nombre a la fuente. Adicionalmente, cuatro tritones fueron añadidos en el siglo XIX
Al norte está la fuente de Neptuno, creada en 1574, aunque la estatua del dios marino fue recién añadida en 1878 por Antonio della Bitta.
LA IGLESIA DE SANTA AGNES EN AGONE
La basílica de Santa Agnes en Agone se erigió en el punto donde la santa, de 12 años, fue torturada por reusar a casarse con un pagano (aparentemente “agone” no se refiere a la agonía de la santa, sino al término latino “juegos” que explicamos anteriormente). La niña virgen fue desnudada, pero milagrosamente su pelo creció hasta cubrirla y salvarla de la vergüenza. Un relato curioso narra que la santa fue torturada al lado de un prostíbulo que funcionaba en los subterráneos del estadio, y que, por sus funciones, requería de hornos para su calefacción. “Hornos” en latín se dice “fornices”, de donde devendría la palabra “fornicar”.
La iglesia fue construida sobre un santuario que databa del siglo VIII. Esta iglesia había sido encargada a Girolamo Rainaldi y su hijo Carlo, pero el diseño no satisfizo al papa. Por tanto en 1653, ya con los cimientos construidos, Borromini se encargó del diseño y desarrollo de la iglesia.
Manteniendo la planta en cruz de la misma, alteró la fachada para darle una forma cóncava sobre la que se ubica una esbelta cúpula.
Los cimientos de la propuesta original tenían forma de cruz griega, a la que Borromini añadió 8 grandes columnas de mármol rojo para sostener la cúpula, y que enfatizan la percepción del espacio como octogonal en lugar de cruciforme.
La revolucionaria fachada cóncava influenció otras iglesias barrocas en Europa. Además Borromini agregó dos torres laterales, lo cual da protagonismo a la fachada y la aleja de un esquema centralizado, como es, por ejemplo San Pedro en el Vaticano.
La iglesia fue continuada por Carlo Rainaldi luego del suicidio de Borromini en 1667. Finalmente (no sin cierta ironía) fue el propio Bernini quien cabó la obra en 1672, respetando en general la fachada de Borromini, añadiendo un pedimento ubicado sobre un ático.
El interior de la cúpula tiene frescos representando el martirio de Santa Agnes, que es un tema también representado en otras esculturas como el Milagro de Santa Agnes, por Alessandro Algardi.
Además de la iglesia otros importantes edificios están ubicados en la plaza, como el Palacio de los Pamfili, donde se ubica la galería con fresco de Pietro da Cortona (por Girolamo Rainaldi, 1644-50), la iglesia de Nostra Signora del Sacro Cuore, el Palacio Braschi (por Francesco Orsini, fines del siglo XVIII), el Palacio Lancelotti (por Pirro Logorio, 1552) y el Palacio Tuccimei (mediados del siglo XVI).
Recomiendo ver el siguiente video de Francky Otedesc acerca de la plaza Navona.
VER TAMBIÉN
- PLAZAS
Hace unos años, cuando cursaba 4º de educación secundaria; visitamos Roma como viaje de fin de curso.
ResponderBorrarEstuve en la "Piazza Navona"; y no le mostré el más mínimo interés.
Posé con unos amigos cerca de la fuente y poco más; me parece tan triste.
Por aquel entonces no entendía la importancia de elementos tan bellos como éste; ni tampoco me interesaba nada relacionado con la Arquitectura que ahora me enamora... Pero me sigue pareciendo triste que no le dedicara ni una mirada de respeto.
Cómo nos cambia el tiempo.
Genial artículo de nuevo; genial.
El sabado salgo con 44 alumnos para Roma...comentaremos esto y todos los monumentos que allí se encuentran
ResponderBorrarSaludos
Gracias Dani
ResponderBorrarNo te preocupes, la próxima vez que vayas la verás con ojos distintos.
Para ser honesto hay muchos detalles que he aprendido preparando este post, así que espero sacarle más provecho si la visito alguna otra vez.
Un abrazo
Qué envidia, Noelplebeyo, pero envidia de la sana.
ResponderBorrarMe dieron muchas ganas de hacer este post luego de ver Ángeles y Demonios, y la verdad es que más que la película me fascinó ver Roma a través de ella.
Felicidades y muy buen viaje.
Querido Carlos, muchas gracias. Cómo he disfrutado leyendo este post y viajando con la imaginación: Roma sigue siendo mi ciudad favorita y ésta, mi plaza preferida para leer una revista intrascendente mientras 'respiro' la ciudad. Me ha encantado lo del lago (es que lo que tú no sepas...) Un beso desde Madrid
ResponderBorrarGracias a tí, mi querida amiga madrileña.
ResponderBorrarBella plaza, en efecto, de proporciones inusuales, alargada e intensa. Sobrecoge la potencia de las esculturas de la fuente. Y sí, como dices, desde aquí puedes respirar la ciudad, entre aromas de café.
Un beso
WOW de verdad, hace poco estuve en esa plaza y sin saber su significado, soy arquitecta y aun asi no sabia muchos de los detalles que mencionas, es mas esa fue la segunda vez ke la visitaba =(, espero poder regresar como mucho mas tiempo, y leer todos tus posts para poder aprender lo mas que se pueda, y regresar con mejores fotografias, muy buen post =)
ResponderBorrarMuchas gracias, realmente es una bellísima plaza, y además tiene detalles históricos deliciosos.
ResponderBorrarUn saludo a la gente de México.
Hola Carlos :
ResponderBorrarHace tiempo ví una película de la rivalidad entre Bernini y Borromini, no recuerdo el título , y quisiera volver a verla y recomendarla a un amigo ¿lo sabes tú? o alguién
gracias