Sendai, ubicada a 300 km al norte del Tokio, es una urbe de un millón de habitantes conocida como la "Ciudad de los árboles". En sus cercanías se encuentra la bahía de Matsushima, uno de los tres escenarios naturales más famosos de Japón, junto a la isla de Miyajima y el istmo de Amanohashidate. Algunos pequeños templos y un castillo dan cuenta de su patrimonio histórico, pero la razón por la que Sendai ha alcanzado renombre internacional es por su Mediateca (2001), la obra más representativa del arquitecto Toyo Ito.
LA PROPUESTA
El concepto general desde la convocatoria al concurso era la libre accesibilidad del público. Ubicada en un terreno de 50 x 50 m, la biblioteca multimedia debería contener varias funciones: biblioteca, cabinas de internet, áreas de DVD, galerías, cafés, etc.
La Mediateca de Sendai frente a una arboleda y circundada en 3 lados por calles.
La propuesta de Ito apostó por la transparencia. Dado que el lote se encuentra frente a una importante arboleda, el edificio rescata amplias visuales hacia ésta a la vez que utilizaría la forma de los árboles en la concepción de la estructura.
Esquemas conceptuales y maqueta. Fuente Revista 2g
Es sobre todo una propuesta donde el espacio y la luz fluyen de manera franca entre los diferentes niveles del edificio.
CONCEPCIÓN FORMAL
La concepción se basa en tres elementos básicos:
a) Las plataformas: en número de 7, conforman el soporte donde se asientan las funciones. Con un espesor de 80 cm. Se trata en realidad de una rejilla de vigas metálicas soldadas a dos planchas también metálicas, similares a las usadas en la construcción naval. Esta rejilla puede verse también en el techo, coronando la composición del edificio.
b) Los tubos: son 13 haces de estructuras tubulares de acero recubiertas en vidrio que, semejando una retorcida estructura orgánica semejante a un alga, atraviesan y sostienen las plataformas, hasta sobresalir en el techo.
Dispersos libremente en el edificio, varían en forma, diámetro, inclinación y dimensión, a la vez que dotan de luz al interior. El tubo más grande alberga la circulación vertical que comunica los distintos niveles de la mediateca.
A pesar de su apariencia frágil y transparente, estas estructuras otorgan flexibilidad, resistencia y estabilidad horizontal y vertical al edificio en una zona de alta actividad sísmica y constantes tifones.
c) La piel: es una membrana transparente que permite la fluída comunicación visual del interior con el exterior, y por momentos el límite entre ambos parece desvanecerse.
Sin embargo, Ito propuso diferentes fachadas de acuerdo a la vocación del entorno que enfrentan. Por ejemplo, la fachada principal, ubicada en el lado sur frente al boulevard es de una doble capa de vidrio (muy útil en los meses de invierno, de fuertes vientos... por propia experiencia puedo dar fe que la mediateca fue un refugio en el helado invierno de Sendai), la más externa se extiende ligeramente incrementando el efecto del ligereza del edificio.
La fachada lateral oeste, que da hacia un lote, es opaca, recubierta con una trama metálica que deja ver las escaleras de emergencia; las fachadas norte y este, que dan hacia sendas calles vecinales, tienen acabados de diferentes por cada piso: vidrio, policarbonato y aluminio.
PROGRAMA
El primer piso, llamada Plaza Abierta, contiene la recepción, un café y una tienda de libros y revistas. Es totalmente extrovertida hacia la calle.
Planta del Primer nivel, cortesía de Sendai Mediatheque.
El segundo nivel tiene la biblioteca infantil, internet y administración. En una espacial muy libre, es el mobiliario el que define el espacio. Un aspecto muy interesante es que la separación entre la zona pública de lectura y la zona privada de administración es simplemente una cortina translúcida, semejando una pared flotante.
Planta del segundo nivel, cortesía de Sendai Mediatheque.
En el tercer nivel y cuarto nivel (el cuarto es en realidad una mezaninne) se encuentran el área de préstamos de libros y salas de lectura.
En el quinto y sexto piso se ubican galerías de exhibición, usada por los ciudadanos de Sendai. Aquí, paneles rectilíneos móviles pueden acomodarse según las necesidades de la exposición, en una clara referencia a las puertas corredizas de la arquitectura japonesa.
Planta del quinto y sexto nivel, cortesía de Sendai Mediatheque.
En el séptimo piso se ubica un cinema y salones de conferencias, que se envuelven en una pared (o como Ito la llama, una "membrana") acristalada mate de formas curvilíneas que se emplaza en medio del espacio.
Aquí también se hallan un área de préstamo y audición de casettes y DVDs y zonas de reunión, cuyo mobiliario también es curvilíneo y orgánico.
Planta del séptimo nivel, cortesía de Sendai Mediatheque.
El siguiente video muestra la extraordinaria fluidez espacial al subir los pisos por el ascensor.
SIGNIFICADO
La Mediateca de Sendai proyecto que en el 2006 obtuvo la Medalla de Oro Real por el Royal Institute of British Architects (RIBA), y puede ser apalaudida desde diversos aspectos: su innovación estructural, su versatilidad funcional, el significado para los habitantes de Sendai. Pero tal vez lo que ha hecho de este edificio un hito es que ha intentado plasmar en arquitectua la etereidad, fluidez, multidireccionalidad y virtualismo del mundo informático que caracteriza nuestra época.
El Teatro Colón es uno de los edificios más ilustres de Latinoamérica, no sólo porque sus calidades formales armonizan con el elegante paisaje urbano decimonónico bonaerense, sino porque su extraordinaria calidad técnica lo convierte en uno de los cinco escenarios de mejor acústica en el mundo.
Hoy, 25 de mayo del 2008, el Teatro Colón de Buenos Aires cumple 100 años. Merced a la importancia de este evento, tengo el honor de incluir en este moleskine la valiosa contribución de dos notables investigadores argentinos: el Arq. Gustavo A. Brandariz* y el Arq. Martín Lisnovski**. Estoy seguro de que este interesante artículo devendrá en el beneficio del lector, a la vez que fomenta la colaboración en la blogósfera, la difusión de nuestro valioso patrimonio iberooamericano y, personalmente, considero que eleva notablemente el nivel de este blog.
Fachada del Teatro Colón. Foto cortesía del arq. Juan Diego Martínez.
Ubicación del Teatro Colón entre la Plaza Lavalle y la Avenida 9 de Julio, en pleno Centro de Buenos Aires. Imagen Google Earth
CENTENARIO DEL TEATRO COLÓN
Por Arq. Gustavo A. Brandariz
En junio del año 2000, un informe elaborado por Leo L. Beranek y miembros del Instituto Takenaka de Japón y basado en una metódica evaluación de parámetros, concluyó afirmando que, entre los 23 mejores teatros de ópera de Europa, Japón y América, el Teatro Colón de Buenos Aires es el que posee la mejor calidad acústica del mundo para hacer y escuchar ópera.
Esta valoración, más que halagadora, no sorprendió a quienes ya conocían el Colón. Para un teatro lírico, la calidad acústica es su mayor virtud y lograr esa calidad no es algo sencillo, pero tampoco es arte de magia sino fruto de la maestría arquitectónica y conocimiento científico aplicado. Aunque no lo crean hoy, en este clima de resurgimiento del pensamiento mágico y del fundamentalismo. Indudablemente el Colón fue bien soñado, bien pensado, bien proyectado, construido, equipado y mejorado con las décadas, logrando su permanente actualización tecnológica y funcional. Porque un edificio vivo nunca puede ser una caja arquitectónica estática, sino dinámica. La calidad acústica no es definitiva sino que hay que preservarla constantemente del creciente ruido ambiental, de las novedades tecnológicas y de las diferentes conductas sociales.
Detalle de la ornamentación de la Fachada. Foto cortesía del arq. Juan Diego Martínez.
Detalle del vitral central, restaurado. Foto cortesía de Master Plan.
Con frecuencia, el panorama de los problemas contemporáneos, lleva a mucha gente al pesimismo con respecto a su propio país. Los argentinos incurrimos habitualmente en ese estado de ánimo. Sin embargo, tenemos el Teatro Colón y a lo largo de un siglo lo hemos preservado y defendido con continuidad.
En este 25 de mayo de 2008, el Teatro Colón de Buenos Aires cumple un siglo desde su inauguración, con el estreno local de Aída, de Giuseppe Verdi.
Desde 1989 el Colón es Monumento Histórico Nacional. La iniciativa de la construcción de un nuevo y grande teatro de ópera en la ciudad fue de la Municipalidad y data de 1886. El anterior teatro Colón, ubicado en otro terreno, había surgido de una iniciativa privada en 1857, con diseño del arquitecto Carlos Enrique Pellegrini. En él cantaron Enrique Tamberlik, Vera Lormi, Adelina Patti y Francesco Tamagno y en oficinas del primer piso tuvo su primera sede la Gran Logia Masónica de la Argentina. Desde 1868 el músico Angelo Ferrari (Castel Nuovo, 1835-Buenos Aires, 1897) era el empresario teatral del antiguo Colón, y siguió siéndolo con apenas el intervalo de 1883-1885, cuando fue empresario del teatro Alla Scala de Milán. En 1884 la Municipalidad adquirió el edificio y tres años después lo vendió para construir un nuevo teatro, de mayor capacidad y con recursos técnicos más modernos.
Interior hacia los palcos. Foto cortesía de Master Plan
En 1889 gana la licitación pública para la construcción del nuevo Teatro, el empresario Angelo Ferrari, con un presupuesto y un proyecto del arquitecto Francisco Tamburini (Ascoli Piceno, 1846- Buenos Aires, 1890). Garibaldino, formado en el Regio Istituto Tecnico di Ancona y en la Regia Università di Bologna, donde se gradúa como ingeniero y arquitecto, fue desde 1873 Profesor de Arquitectura en el Istituto di Belle Arti delle Marche in Urbino, luego en Pisa y, desde 1881, en la Scuola di applicazione per gli Ingegneri de Roma. Invitado, se radica en la Argentina en 1883, y al año siguiente asume la Inspección General de Obras Arquitectónicas de la Nación. A poco de ganar el concurso municipal para la construcción del Colón, renuncia a su cargo oficial en el estado nacional. En abril de 1890 comienza la construcción del Teatro, cuya piedra fundamental se coloca el 25 de mayo de 1890.
Proyecto original de Francisco Tamburini. 1890.Nótese su parecido con la Ópera de París.
Pero el 26 de julio estalla una revolución que provoca la renuncia del presidente de la República y el país vive una conmoción política y financiera, que obliga a paralizar las obras públicas. Y el 3 de diciembre de 1890 fallece Francisco Tamburini, cuyo ánimo se había visto seriamente afectado por la crisis y la revolución de este año. Se hace cargo de las obras el colaborador de Tamburini, arquitecto Vittorio Meano (Gravere de Susa, 1860-Buenos Aires, 1904), quien introduce modificaciones importantes en el proyecto, y es reemplazado, a su muerte, por el arquitecto belga Jules Dormal (1846-1924), quien logra dar término a la obra.
Modificación de Vittorio Meano. 1892.
El día de la inauguración, el edificio lucía formidablemente, pero los trabajos continuaron después, por bastante tiempo, equipando y alhajando el Teatro hasta lograr su esplendor en la década del '30, cuando se hallaban ya completos su ornamentación, su mobiliario, sus textiles y su plena funcionalidad. A fines de la década del '60, el arquitecto Mario Roberto Álvarez realizó su mayor ampliación subterránea.
Detalle de la ornamentación de la Fachada. Foto cortesía del arq. Juan Diego Martínez.
Detalle de la fachada principal.
Por el escenario del Colón han pasado casi todos los máximos exponentes de la música lírica y sinfónica y la danza del siglo XX. Entre los muchísimos artistas notables que actuaron en el Colón, pueden mencionarse a compositores que dirigieron sus obras como Richard Strauss, Arthur Honegger, Ottorino Respighi, Igor Stravinsky, Paul Hindemith, Camille Saint-Saëns, Manuel de Falla, Aaron Copland, Krzysztof Penderecki, Héctor Panizza y Juan José Castro; directores de orquesta como Ernest Ansermet, Herbert von Karajan, Tullio Serafin, Arturo Toscanini, Leonard Bernstein, Mstislav Rostropovich, Karl Böhm, Zubin Mehta, Riccardo Muti, y Daniel Barenboim, entre otros; cantantes como Enrico Caruso, Titta Ruffo, Claudia Muzio, María Barrientos, Lily Pons, Beniamino Gigli, Tito Schipa, Maria Callas, Victoria de los Ángeles, Renata Tebaldi, Borís Christoff, Régine Crespin, Montserrat Caballé, Alfredo Kraus, José Carreras, Kiri Te Kanawa, Cecilia Bartoli, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti y argentinos como Luis Lima, Ana María González, Ángel Mattiello, José Cura y Darío Volonté; primeras figuras de la danza como Anna Pavlova, Vaslav Nijinsky, Rudolf Nureyev, Maia Plissetskaya, Margot Fonteyn, Mijail Baríshnikov, Antonio Gades, y argentinos como Olga Ferri, José Neglia, Norma Fontenla, Jorge Donn, Julio Bocca, Maximiliano Guerra y Paloma Herrera. En la página web oficial del Teatro puede hallarse una lista más completa.
Interior del Teatro hacia el proscenio.
El Teatro Colón es una verdadera ciudad musical. Fue, en su momento, la mayor sala lírica del mundo, y sigue siendo una de las más grandes. Sus dimensiones son, de algún modo, colosales, y todo en él es de elevada calidad, desde los materiales y las ornamentaciones, esculturas y vitrales, hasta los servicios y el confort.
Plantas, fachadas, cortes y corte Axonométrico del Teatro. Infografía cortesía de MasterPlan. Corte Axonométrico del Teatro. Infografía cortesía del diario El Clarín.
Actualmente se halla en obra, en las fases finales de ejecución de un gran proyecto de Puesta en Valor y Actualización Tecnológica que ha venido coordinando con acierto la arquitecta Sonia Terreno en permanente consulta con un grupo grande e interdisciplinario de asesores técnicos y en consulta permanente también con personalidades del mundo que han tenido papel protagónico en la preservación de salas líricas tan valiosas como Alla Scala de Milán y La Fenice de Venecia, cuya experiencia, por ejemplo, aportó Elisabetta Fabbri.
Restauración de andamios y esculturas. Foto cortesía de Máximo Parpagnoli
Limpieza del Foyer. Foto cortesía de Luis Abregu.
En todo teatro de ópera vivo, la actualización tecnológica es imprescindible, y Colón nunca la olvidó. Por ejemplo, en 1986, como parte de una donación que superaba el medio millón de dólares efectuada por el Gobierno del Japón a la Argentina, se incorporaron equipos electrónicos de audio y video que permitieron desde entonces modernizar los sistemas de grabación y televisación de sus espectáculos, profesionalizando el Estudio del Teatro al nivel de los más perfeccionados de su género y mejorando sensiblemente la fidelidad y limpieza del sonido. Actualmente, además de la incorporación cada vez mayor de sistemas digitales de alta tecnología, se están actualizando los sistemas de prevención contra incendio y reemplazándose deteriorados textiles de alta combustibilidad por nuevas telas ignífugas que, al mismo tiempo que preservan la altísima calidad acústica permiten prevenir mejor los peores riesgos para un teatro.
Limpieza de la araña central. Foto cortesía de Máximo Parpagnoli
Así, el Colón, es un mundo. Rodeando un espectáculo fantasmagórico, hay toda una apoyatura de laboratorios, talleres, salas de ensayo, una verdadera industria de la producción de escenografías, vestuarios, efectos musicales, arte. El público participa de la fiesta de la ópera y existe, por detrás un enjambre de artistas ignorados, de artesanos, de profesionales y de técnicos. Lo asombroso es que para todo su mundo anónimo detrás de las bambalinas, incluyendo a quienes cuidan la seguridad o efectúan tareas de limpieza, su vida es el Colón.
Al llegar al Centenario, es Director General el Dr. Horacio J. Sanguinetti, cuya pasión por la lírica y por el Teatro Colón es difícil de superar. Pero se halla en muy buena compañía, porque los devotos del Colón, entre quienes se han destacado desde Victoria Ocampo hasta Manuel Mujica Láinez y desde Roberto Caamaño hasta Alberto G. Bellucci, forman parte del más notable conjunto de personalidades de la cultura en la Argentina.
Al cumplir su Centenario, el Teatro Colón se prepara para otros cien años de presencia y de servicio no sólo para el bien de Buenos Aires y de la Argentina, sino también para beneficio de la cultura universal. Tan breves líneas dedicadas a tan importante institución, no pueden ser más que una injusticia, pero sean ellas, al menos, nuestro homenaje.
Presionar aquí para ver un video de 1908 sobre el Teatro Colón.
Acústica web de David Casadevall hace un análisis acústico del teatro. *Gustavo A. Brandariz es Profesor Titular Interino de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires y es Investigador CECPUR-IAA
**Martín Lisnovsky es Profesor Adjunto de la Cátedra Brandariz FADU-UBA.
Productor y Editor del Blog Arquitectura + Historia(www.arquitecturamashistoria.blogspot.com)
"Quería mostrar que la pérdida de la realidad en la vida de la ciudad es la otra cara de la moneda en la imagen de la arquitectura"Toyo Ito
Toyo Ito es, junto a Tadao Ando, el arquitecto japonés más reconocido internacionalmente en la actualidad. Pero, a diferencia de Ando, quien se basa en el manejo de la luz en la tradición japonesa y mantiene un vocabulario y estilo racional, geométrico y masivo, Toyo Ito no se apega a ningún estilo y experimenta con temas metafóricos, formas transparentes y artilugios electrónicos, ya que sus trabajos se encuentran muy vinculados a otro aspecto de la cultura en Japón, un país que, en muchos aspectos, es el tecnológicamente más avanzado del mundo.
Toyo Ito
Coreano de nacimiento (aunque descendiente de japoneses) durante la ocupación nipona a ese país (1941), y dueño de un carácter sencillo y afable, Toyo Ito reconoce la importancia del Ki(気), el flujo energía que discurre en la arquitectura y en todas las cosas.
"El espíritu del Ki, al circular en el cosmos como aire, se condensa y solidifica para formar el cuerpo de los seres vivientes. El cuerpo está hecho de líquidos y sólidos, pero fundamentalmente es de gas. Al mismo tiempo que el gas se condensa y solidifica para formar el cuerpo, el aire que se inhala en el cuerpo lo llena. Así de esta manera el Ki sostiene la vida. El aire una vez inhalado es exhalado rápidamente y no hay distinción entre el yo y los otros.
Toshio Kuwako, mencionado por Toyo Ito en su escrito "Tarzanes en el bosque de los medios"
De allí que la arquitectura de Ito combine el flujo del viento con el flujo de los electrones y proponga una arquitectura sensible a los efectos del ambiente, mediante el uso de la tecnología. En ese sentido, dos de sus proyectos tempranos experimentales más celebrados constituyen la Torre y el Huevo de los Vientos, dado su carácter ligero y casi efímero, así como su delicada parafernalia tecnológica.
LA TORRE DE LOS VIENTOS (1986)
Frente a la estación de autobuses de Yokohama se encontraba una vieja torre de agua y ductos de ventilación, una estructura anodina y hasta brutal, hecha de concreto.
Ante la idea de mejorar el aspecto de la misma y por tanto la primera impresión del visitante que llega a esta ciudad por bus, se organizó un concurso arquitectónico.
La geometría de cilindro ovalado de la Torre de los Vientos se distingue de los demás volúmenes de su entorno. Foto cortesía de El Croquis.
La propuesta de Ito fue recubrir la torre placas de espejos acrílicos. Alrededor de la torre se instaló una estructura cilíndrica ovalada de 21 m de altura y 9 x 6 de sección, forrada con un revestimiento de aluminio perforado que refleja el cielo durante el día.
La torre se halla recubierta por una platina de aluminio perforada. Foto C. Zeballos
Debo decir que la primera impresión fue un poco decepcionante, debido tal vez a que llegué en una tarde nublada y la torre no parecía ser nada especial. Sin embargo, la torre mostró su mayor atractivo en horas de la noche, en la que 1300 lámparas que emiten luces de distintos colores en coordinación con 12 anillos de neón ofrecieron un multicolor juego de colores.
La misma vista luego de su iluminación nocturna. Foto C. Zeballos.
Un sistema electrónico reconoce las diferencias en la velocidad del viento y la ondas sonoras del ruido circundante y las traduce en códigos de luz y color. Por ese motivo, a diferencia de un arreglo de luces tradicional, esta instalación no sigue un programa o rutina predeterminado, y ofrece un espectáculo siempre cambiante de luz y color.
Secuencia lumínica de la Torre de los Vientos. Fotos cortesía de El Croquis Planta de la Torre de los Vientos. Imagen cortesía de El Croquis
Presionar aquí para ver un video conceptual de los componentes y el funcionamiento de la torre
EL HUEVO DE LOS VIENTOS (1991)
Ito propone una especie de "casa del futuro" que es una "galería de video exterior". Existen dos versiones, una en Bruselas y la otra en el suburbio japonés de River City 21, en Tokio. Se trata de una estructura de una geometría ovalada -una forma recurrente en sus diseños en esa época- contrasta con los volúmenes paralelepípedos de ángulos rectos de su entorno.
Esta cápsula se halla fija a la pared, suspendida del suelo mediante patas metálicas, y da la impresión de estar flotando en el aire, especialmente desde un pequeño espacio público ubicado en la mezaninne.
Vista diurna y nocturna del Huevo de los Vientos. Foto C. Zeballos
Utilizando un recubrimiento similar al de la torre, este elipsoide de 16 x 8 m se halla recubierto de una plancha de aluminio perforado debajo de la cual pantallas de cristal líquido presentan imágenes y noticias.
Esquemas del Huevo de los Vientos. Imágenes cortesía de El Croquis.
Cuando está funcionando, el efecto es muy interesante; al estar suspendido, es como si las imágenes estuvieran flotando en una superficie curva, casi como un holograma, muy diferente al efecto de las pantallas gigantes colgadas en las fachadas de los edificios.
Huevo de los vientos. Foto cortesía de Philip Jodidio.
En un principio pensado como una vivienda futurista, el Huevo de los Vientos "es el objeto de las imágenes que llegan con el viento y se van con el viento".
Interesante contraste formal con los volúmenes circundantes. Foto C. Zeballos.
Para Toyo Ito el viento y su significado son muy importantes, no sólo porque su arquitectura, especialmente estos elementos de mobiliario urbano escultórico, se caracteriza por su ligereza y transparencia, sino porque interactúa con el entorno y con el usuario, haciéndole notar la relevancia de la energía que lo rodea.
En la próxima entrega comentaremos la obra más emblemática de Toyo Ito, la Mediateca de Sendai.
Visto desde la terraza superior, el elipsoide da la impresión de estar flotando. Más pequeño de lo que parecía en las fotos, no tuve la suerte de encontrarlo funcionando.