30 mayo, 2011

TSUNAMI EN JAPÓN: EN MEDIO DE LA ZONA DE DESASTRE

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Minami Sanriku es el símbolo de la devastación que asoló el norte de Japón el 11 de marzo de 2011. El 95% del pueblo fue destruido y el 60% de sus pobladores perecieron (unas 10,000 personas) . Los sobrevivientes lo perdieron todo.
Una de las principales razones por las que nos llevaron a este sitio fue el dar a conocer de primera fuente el nivel de destrucción que vivió Japón y que el mundo parece haber olvidado, obsesionado por el mucho menos letal problema radiactivo en Fukushima. Pero además, esta entrega es un testimonio de la enorme fuerza de espíritu japonesa, de los niveles de respuesta ante la emergencia, las acciones de rescate y limpieza y los primeros planes de reconstrucción de la zonas afectadas.


EL TERREMOTO
Como es sabido, el 11 de marzo se produjo un enorme terremoto en Japón, cuya intensidad (9.0 en la escala de Richter), fue la más alta en su historia. Japón se asienta sobre la placa tectónica de Eurasia y es empujada por las placas del Pacífico y de Filipinas. Cada 30 años se espera un terremoto de grado 7 a 8 en esta zona (Miyagi Jishin), producto de la tensión acumulada de la placa Filipina. Lo que nadie esperaba, pues ocurre cada 1000 años, es un terremoto grado 9, producto de la ruptura de la placa del Pacífico (Miyagi Oki Jishin).
Sin embargo, debido al nivel de previsión japonés, el terremoto en sí no causó mayores pérdidas materiales ni humanas, a pesar de haber sido 1000 veces más intenso que el de Haití.


EL GRAN TSUNAMI
Debido a la frecuencia de maremotos en esta zona, dado el intricado perfil del litoral que reverbera las ondas de agua, la costa está protegida con diques y barreras de hasta 4 m. Sin embargo, la fuerza del terremoto hizo que toda la costa se hunda hasta 1 m. Además, nadie contaba con la super ola de 7 m que iba a sobrepasar las defensas de concreto sin ningún problema. Es más, dada la fuerza del maremoto, grandes bloques de esas defensas fueron lanzadas como proyectiles hacia las casas de madera que se hallaban en la orilla.


MINAMI SANRIKU
Minami Sanriku, un pueblo pesquero turístico, se ubica en una planicie alargada a la que desembocan tres ríos, que discurren por sendos valles angostos. Un promontorio de 3 m sobre el nivel del mar representa el punto más alto de la ciudad.

Minami Sanriku antes y después del tsunami. Sólo un barrio en la esquina superior izquierda, al estar un poco más elevado y entre dos cerros, sobrevivió.

Tras experimentar 5 largos minutos de terremoto, Miki Endo, una trabajadora del Servicio de Previsión de Desastres recibió una alerta de tsunami y empezó a transmitir avisos de alarma a los habitantes. Muchos entonces se ubicaron en las azoteas de los pocos edificios altos del pueblo. Otros intentaron escapar en auto, ocasionando una gran congestión en las angostas calles del poblado.
40 minutos después, una gran ola llegó al poblado, arrastrando todo lo que se encontrara a su paso, y convirtiéndose en una mortal pared de escombros, autos y barcos que llegó a velocidades de hasta 100 km por hora.



Un vídeo del impacto del tsunami en Minami Sanriku.

Las estrechas calles canalizaban este líquido mortal, el que llegó a alcanzar 16 m de altura.

Estas fotos fueron tomadas en la azotea del Centro de Prevención de Desastres, de 3 pisos. Sólo dos personas sobrevivieron, aferradas a la antena de radio del edificio.

La servidora pública continuó heroicamente transmitiendo sin intentar buscar refugio, logrando salvar muchas vidas, hasta que fue engullida por el agua. Muchos de los que estaban en los techos no tuvieron mejor suerte. Al menos 31 de los 80 sitios designados para evacuación fueron inundados.

Centro de Prevención de Desastres, antes y después del impacto del tsunami. Nótese cómo antes el edificio era parte de un paisaje urbano compacto.

Tras arrasar con el pueblo, el maremoto siguió el curso de los ríos. Pudimos ver que la línea de agua alcanzó por lo menos unos 20 metros, extendiéndose hasta 3 kilómetros tierra adentro. Pero la pesadilla no terminó allí, debido a la fuerza con la que la ola regresó al mar, arrastrando todo a su paso.


Los que sobrevivieron y quedaron atrapados bajo los escombros y dentro de los carros, murieron después por hipotermia. Era marzo, y el área de Sendai es particularmente fría.
Aún así, equipos especiales lograron rescatar a 500 sobrevivientes, en un despliegue impresionante de organización y hasta acrobacia. Rápidamente se organizaron zonas de refugiados, carpas y hospitales itinerantes. Sin embargo, el pánico por la radiación de Fukushima se tradujo en escasez de alimentos, agua, baterías, frazadas, etc. y la paranoia exagerada de la prensa internacional sobre ese tema previno el concurso de miles de voluntarios y rescatistas de todo el mundo, en el momento que eran más necesitados.


2 MESES DESPUÉS.
Dos meses después, estoy parado frente a lo que fue Minami Sanriku y esta visión me evoca las fotos que viera en Hiroshima mostrando la destrucción de la ciudad después de la explosión atómica.

Hiroshima luego de la explosión atómica.
Panorama de Minami Sanriku, luego del tsunami

Los restos de alguno que otro edificio, salpicado de montañas de basura y de irreconocibles marañas de chatarra retorcida, que alguna vez fueron autos. Uno de ellos se encuentran en la azotea de un edificio de 3 pisos o 10 m de altura. Nunca había visto algo así.

Dos meses después hay aun grandes zonas inundadas, debido a que el suelo se ha hundido.

La espesa bruma parece cargar aún miles de lamentos, gritos y lágrimas de tantos miles, y se arrastra, lastimera, haciéndonos respirar el olor de la desgracia.


Empero, impresiona la capacidad organizativa de los japoneses. Lo primero que han hecho es restaurar y limpiar todas las vías de comunicación. El aeropuerto de Sendai, pese al daño que sufrió, ha sido puesto en operación en tiempo récord. No solo en Minami Sanriku sino en otros pueblos visitados como Nobiru, hay enormes montañas de escombros trabajados por grúas, equivalentes a la basura que se habría recolectado en 23 años. En muchos sitios se ha clasificado la basura y los autos, buses y barcos son apiñados en ordenadas filas de chatarra.

Los automóbiles son apilados organizadamente en grandes cementerios de chatarra. Muchos de ellos eran nuevos o estaban listos para exportación.

En otras zonas la maquinaria ha procedido a demoler los edificios medio ruinosos , dejando una pampa inmensa, donde seguramente se partirá de cero para la nueva planificación de ciudades.
Además de ubicar los asentamientos un poco más altos, y de crear múltiples sistemas de defensa en el litoral, supongo que una de las cosas que deberán tomar en cuenta los planificadores será dotar vías de escape anchas y seguras. El sistema de alarma de tsunami funcionó a tiempo, pero muchos no pudieron escapar al ser atrapados por la congestión de tráfico.

Cuántos sueños arrancados, cuántas memorias perdidas. Este álbum fotográfico se encontró cerca a Nobiru.

También habrá mucho por hacer en el campo. Las zonas de cultivo (la agricultura es una actividad económica importante en el área) han sido arruinadas por la sal del agua marina, y tomará mucho tiempo desalinizar estos suelos.

Visitamos también zonas de refugiados, particularmente uno ubicado al lado de un museo (es sorprendente comprobar cómo los antiguos habitantes de la era Jomon vivían en lugares altos, y esto se debe a la presencia de fuertes tsunamis hace varios miles de años, como lo han demostrado las excavaciones).


Conversamos con los voluntarios quienes están tratando de dar alegría a un grupo de niños (muchos de ellos quedaron huérfanos, ya que las escuelas se ubicaban en lugares un poco más altos). No ha habido mucha ayuda internacional, al menos no proporcionalmente a la magnitud del desastre (hay un hospital itinerante donado por la cooperación israelí). Pero todo Japón se ha unido para ayudar. Nos cuentan que no es sólo dinero lo que necesitan. Tal vez lo más importante sean voces de aliento.


En los próximos meses espero volver a la zona del desastre y así poder compartir con Ud. los esfuerzos de reconstrucción de la zona. Hasta entonces.


Este niño jugaba en un museo cercano, donde se ha instalado un campo de refugiados. Gracias a la encomiable labor de los voluntarios, que les regalan un momento de alegría en medio de toda esta desgracia.

11 comentarios:

Pilar Vidal Clavería dijo...

Gracias por compartir toda esta información y sobre todo la imágen de este niño que mantiene la esperanza del resurgir para todo el pueblo japonés.

Un abrazo

posicionamiento natural dijo...

Es increible la fuerza de la naturaleza, puede devastar grandes ciudades y es imposible detenerla. Esperemos que el pueblo Japones sea capaz de levantarse una vez más y sobreponerse ante la desgracia

María Hérnandez dijo...

¿Sigue ud manteniendo a día de hoy lo de que el problema nuclear de Fukushima es mucho menos importante? La ceguera de algunos no puede creerse que sea "inocente".

Carlos Zeballos dijo...

Pilar: es cierto, la labor de los voluntarios ha sido muy importante para traer algo de alegría a estos niños.
Posicionamiento: la historia de Japón ha estado llena de estas desgracias, que a todos nos dan lecciones, especialmente a los planificadores y arquitectos

Carlos Zeballos dijo...

María: Yo no digo que el problema de Fukushima no sea importante, de hecho hay 5 personas fallecidas y unas 20 heridas a consecuencia de la explosión.
Lo que sostengo es que la prensa ha sobre exagerado este caso, causando pánico en la población local y extranjera, más allá de los reales riesgos que en verdad acarrea (gran parte de la radiación está siendo contenida y la población en 40 km ha sido evacuada).
Pero sobre todo, reclamo la poca cobertura que ha tenido la devastación del tsunami, con más de 5,000 muertes, 5,300 heridos y 8,500 desaparecidos, lo cual, por lo que me cuentan algunas personas, ha repercutido en una escasa colaboración internacional.
Lea Ud. cualquier medio de comunicación o busque en Google y compare la enorme cantidad de noticias relacionadas con Fukushima y la relativamente poca respecto a las víctimas del tsunami.
Un saludo

Carlos Zeballos dijo...

Perdón, hay un error de tipeo. El número de muertes asciende a 15,281.

Marcelo Orihuela, arq. dijo...

Carlos, gracias por compartir tan detallado informe como siempre haces. Las imagenes son realmente impresionantes, la terraza del centro de prevencion y las fotos del antes y despues hablan por si solas. El video es escalofriante, ya lo habia visto antes pero ha vuelto a impresionarme. Si no podemos ayudar que no sirva para agradecer lo que cada uno tenemos.
Abrazo desde Argentina.

Mg.MDI, Arq. Jose Alonso Oviedo Lira dijo...

Saludos Carlitos; extraordinario como siempre...espero que no vuelvan a habitar las tierras bajas de ese sitio, y que se respete la ancestral sabiduría de las culturas antiguas respetando la naturaleza (como los Jomon que señalas) y no se sobreestime la tecnología y defensas...hay mucho que aprender de los ancestros en planificación

Carlos Zeballos dijo...

Gracias Marcelo. Yo creo que algún mensaje de aliento desde la Argentina caería muy bien. Tal vez se pueda coordinar con la Cruz Roja.
Un saludo

Carlos Zeballos dijo...

Gracias Pepito:
Es cierto lo que dices, pero también hay que considerar que nadie esperaba un evento de tal magnitud que ocurre cada 1000 años.
Por otro lado, no sólo los poblados han sido afectados. Toda la industria pesquera, otra de las principales fuentes económicas de la zona, ha desaparecido (amén de la contaminación de la radiactividad en el mar).
Sin embargo, aunque no lo creas, hay mucha gente que quiere volver a sus antiguas villas, donde están sus memorias, ancestros, historias. Ampliaré más sobre esto y sobre los retos de la planificación en algunas semanas.
Un abrazo

Rafael Cañizares Torquemada dijo...

Enhorabuena por tu reportaje, siempre en el punto caliente de la noticia. Un saludo.