19 septiembre, 2011

TADAO ANDO: TEMPLO DEL AGUA



Cuando en 1989 miembros de la secta budista Ninnaji Shingon, la más antigua del Budismo Tántrico en Japón, le pidieron a Tadao Ando un diseño para ampliar su templo en la isla Awaji, nadie imaginó que la respuesta del arquitecto sería tan radicalmente diferente a los templos tradicionales en Japón. Los templos en este país son de madera, ortogonales y ubicados sobre podios, por lo que el visitante tiene que ascender escaleras para aproximarse a ellos. El Templo del Agua, en cambio, es de concreto, elíptico y sumergido bajo una poza de agua. Aún así, la visita al recinto me evocó mucho la experiencia del recorrido de la arquitectura tradicional de los templos budistas, en cuanto a la secuencia transicional que va desde lo profano a lo sagrado, a la calidad espacial del recinto, la simetría y el manejo modulado de la luz y sombra.


EMPLAZAMIENTO
El Templo del Agua se encuentra al norte de la isla de Awaji, cerca a Kobe, en un pueblo llamado Hompukuji. El terreno es algo accidentado, compuesto por colinas. De hecho, para llegar al templo hay que ascender por una serie de callejuelas y desde allí es posible gozar de magníficas vistas de la bahía.


Hacia el otro lado se extienden bosques de bambú, campos de arroz y finalmente las montañas boscosas de la isla.




En la parte exterior se halla la zona más antigua del templo y un cementerio. De allí un sendero continúa ascendiendo, rodeado de vegetación del templo, nos recibe un conjunto de vegetación, el que se abre para presentarnos la obra de Ando.



CONCEPTO
En términos generales, podría decirse que el templo consta de tres áreas diferenciadas, cada una de las cuales supone en el visitante una experiencia fenomenológica diferente: la aproximación, la poza de ingreso y el templo en sí. Estos dos primeros se organizan en una composición geométricamente simple: una recta y un arco elíptico que abrazan una elipse. El tercero se acomoda en una trama regular que se acoge al interior de la elipse.
 
Planta de conjunto

Secciones

a) Aproximación: Así como en sus iglesias cristianas, Ando evita una aproximación directa al edificio. Por el contrario, no una sino dos pantallas separan al templo de lo mundano y obligan al visitante a recorrer un camino de gravilla que tradicionalmente ha tenido un significado de purificación. El tránsito de purificación conduce al visitante por un pasaje estrecho que se va ampliando paulatinamente conforme el arco elíptico va discurriendo.


Finalmente se abre ante nosotros el paisaje dominado por la poza en primer plano. Este efecto sorpresa, al presentar el paisaje abruptamente tras conducir al visitante por una circulación estrecha ha sido utilizado por el arquitecto en algunas de sus obras, entre ellas el Museo de Chikatsu Azuka, por ejemplo.

b) Poza de Agua: Formalmente, este estanque artificial se configura dentro de una elipse de concreto, hendida en su eje menor por una escalera que la divide en dos campos simétricamente iguales.



Desde el punto de vista simbólico, las interpretaciones son varias. Desde la purificación mediante el agua, siempre presente en templos tradicionales japoneses como Kiyomizu dera en Kioto, por ejemplo; la representación de la flor de loto que en la cosmogonía budista representa la aparición de Amida, hasta la comunión del paisaje con la arquitectura, como si el espejo de agua intentara atrapar en su reflejo el paisaje montañoso que lo rodea.




“En contraste al vasto cielo abierto reflejado en el estanque, el interior del salón bajo el techo cóncavo (la base del estanque) es encerrado y oscuro"
Gunter Nitschke , "De Shinto a Ando, Estudios sobre Antropología Arquitectónica en Japón"

La escalera, mientras tanto, implica otro tránsito, desde la apertura absoluta de esta poza hacia la penumbra del templo ubicado bajo ella.


c) Al interior, el templo se organiza entrono a una composición completamente independiente a la elipse. Un cuadrado, cuya esquina ha sido cortada en chaflán alberga la circulación perimétrica circular, la cual a su vez contiene un cuadrado inscrito donde se ubica el salón y la estatua de Buda.


A la penumbra inicial que recibe el visitante tonos de luz rojiza van induciendo al encuentro con una poza de luz, definida por una trama de madera color bermellón. Este color es también común en la arquitectura tradicional japonesa, presente en templos como Hasedera en Nara, por ejemplo.


 
 
Secuencia de aproximación desde la penumbra a la fuente de luz.

Esta apertura orientada hacia el oeste es la única fuente de luz natural del recinto, una referencia simbólica al origen del budismo.

 Dos vistas de la fuente de luz ubicada hacia el oeste y su conexión con el salón de Amida.

En contraste, la entrada al espacio más sagrado del templo se encuentra al extremo opuesto de esta poza de agua, precisamente en la zona más oscura. Una vez allí, el visitante descubre la solemne presencia del Buda Amida, emblema del Paraíso del Oeste, cuya adornada parafernalia se enmarca en las pantallas rojizas y el piso de tatami.




La referencia a tener que atravesar las dificultades de la penumbra para finalmente arribar a este Nirvana bermellón es una referencia directa a las enseñanzas budistas.
Algunos autores han encontrado referencias de esta obra con el templo Jodo-ji, construido por el monje budista Chogen en 1192.

DETALLES




Este edificio logra trasmitir, gracias a su lenguaje sencillo y austero, una profunda espiritualidad que trasciende determinado credo. Logra además una intensa comunión con el paisaje de manera abstracta y contundente, sin renunciar a la firme claridad del lenguaje moderno.


VER TAMBIÉN
-
OTRAS OBRAS DE TADAO ANDO

 Siempre admiré este templo desde que era estudiante pero por una u otra razón me había sido esquivo. Hasta que, luego de varios años, por fin pude darme el tiempo de viajar hasta Awaji, y tras caminar casi una hora finalmente pude arribar a Hompukuji. Sin embargo llegué en un momento inoportuno, ya que se estaba oficiando un funeral. 
Tal vez la gravedad de los cánticos budistas o la solemne  semi-oscuridad del templo produjo en mí una profunda conmiseración por los deudos, a quienes obviamente no conocía. Tal vez fue que la arquitectura, simplemente, hizo trascender la espiritualidad más allá de la religión.

7 comentarios:

Dani dijo...

Un lugar casi mágico. Un gran proyecto.

Anónimo dijo...

Ahora, a mi como estudiante, me tocar esta edificación tan bella y espiritual. Gracias por tu excelente post.

Unknown dijo...

en verdad una maravillosa obra arquitectónica.

Unknown dijo...

en verdad una maravillosa obra arquitectónica.

Unknown dijo...

en verdad una maravillosa obra arquitectónica.

Anónimo dijo...

no me quedo claro si para emperador juliocesar es en verdad una maravillosa obra arquitectonica

Anónimo dijo...

mUCHAS GRACIAS