29 agosto, 2009

I. M. PEI: MUSEO DE ARTE ISLÁMICO. QATAR


El Museo de Arte Islámico en Doha, la capital de Qatar, inaugurado en noviembre del 2008, es el último gran proyecto del laureado arquitecto Ieoh Ming Pei, no solamente por que es el más reciente, sino porque, a sus 91 años, el maestro ha anunciado que es el último proyecto de envergadura que ejecuta en su larga y galardonada carrera, premiada con un Pritzker en 1983. Al conversar con la gente local, es palpable el entusiasmo catalítico que este edificio ha generado, en un efecto parecido al Museo Guggenheim en Bilbao, España.

Foto cortesía de arfromqatar

UN POCO SOBRE DOHA

Una temperatura de 45 grados hace que caminar por Doha una experiencia sofocante. Cerca al hotel, a pocas cuadras del museo, compro otra botella de agua en una pequeña tienda.
- Namaste -, saludo a la joven dependiente, quien por la mancha que adorna su frente, adivino es nepalí. De hecho, la gran mayoría de habitantes en la zona provienen de Nepal, India o Sri Lanka, y son ellos los que con su fuerza laboral le están cambiando la cara a la capital de Qatar.

Doha en 1947

Las cosas no eran así hasta hace poco. Al igual que Abu Dhabi o Dubai, Doha se sumía en la pobreza, subsistiendo de la pesca de perlas hasta 1949. Recordemos que Qatar no quiso unirse a los Emiratos Árabes, logrando su independencia en 1971. El descubrimiento de petróleo traería recursos a Qatar, la cual, sólo recientemente ha empezado a expresarse en un remozamiento de su arquitectura e infraestructura urbana. Similar al caso de los Emiratos, los qatarís han contratado miles de expatriados, principalmente del sudeste asiático, para que lleven a cabo tareas de mano de obra, por lo que constiyuyen la amplia mayoría de la población.


Antigua Doha

Pero, a diferencia de su vecina Dubai, cuya economía está dominada por el comercio y el turismo de élite, Doha ha querido establecerse como la capital cultural y educativa del Golfo Pérsico. Para ello viene invirtiendo importantes recursos en el desarrollo de equipamientos culturales, como el Museo Islámico, el Museo Nacional y Education City, un proyecto del que espero ocuparme en un futuro.


UBICACIÓN

La bahía de Doha es una conformación geográfica semicircular donde se alojan los más importantes servicios y el centro financiero de esta ciudad. En un extremo de la bahía, se ubica el museo en medio del agua, enmarcado por un amplio malecón curvo, llamado Al-Corniche.


Para realzar su efecto escultórico, el museo descansa en su propia isla, por lo que su reflejo en el agua es visto desde toda la bahía. De hecho, para llegar al edificio hay que atravesar un puente. El arte islámico también ha hecho uso del agua como espejo, como en el celebérrimo Taj Mahal en India.


PROPUESTA

El arte islámico prescinde de representaciones de la figura humana, por mandamiento expreso en el Corán (aunque en la práctica en todos los países musulmanes que he visitado las fotos y pinturas de los reyes, príncipes y emires de turno aparecen por doquier). Debido a esta prohibición, la caligrafía, motivos florales y geométricos aparecen como motivos recurrentes en el arte islámico. Por ende, fue la geometría un elemento de ordenación arquitectónica predilecto, como puede verse en el magnífico ejemplo de la Alhambra, en Granada, España, que hemos visto anteriormente en este moleskine.


A lo largo de su carrera Pei ha sido también un enamorado de la geometría, como puede apreciarse en su propuesta en el Museo de Louvre en París, el Banco de China en Hong Kong o el Museo Miho en Japón. Por tanto, la elección del arquitecto era adecuada, sin embargo éste debía responder al reto de hacer un edificio que representase la cultura islámica, pero que a la vez sea un símbolo de modernidad.


El arquitecto se inspiró para ello en la mezquita de Ibn Tulun, en El Cairo, Egipto, particularmente por su geometría basada en cubos girados que se van reduciendo conforme ganan altura.

Mezquita deIbn Tumur. Foto Cortesía de Timur Yalcin
Geometría del Museo Islámico de Doha. Triangles. Foto cortesía de Silver and Gold

La propuesta de Pei refleja ese uso de la geometría, contundente y claro, pero sin llegar a la monotonía.


Planta 1 y 2 (hacer clic sobre la imagen para ampliar)

Planta 3 y 4

Planta 5

Cortes
Planos tomados de Urbalis, del Arq. Carlos Fuensalida

Esta especie de buque geométrico cuenta con su propio muelle, flanqueado por dos esbeltas columnas.


El acceso a esta pieza escultórica de arquitectura se ve remarcado por un eje flanqueado por palmeras, que enmarca la visual y, al estar en una ligera pendiente, le da cierto sentido procesional al ingreso.



El exterior del edificio, de aspecto severo, se recubre de una piedra resistente a la humedad y el agua.

"Fui muy cuidadoso acerca de los materiales que se utilzaron en el exterior. Opté por una piedra sólida. Elegimos la piedra Shamisen de Francia como la más apropiada; es suave y a la vez sólida".


A pesar de su apariencia masiva, el interior, recubierto en mármol de tonos suaves y terrosos, se ilumina gracias a una generosa mampara que rasga la fachada, y desde la cual se pueden gozar de espectaculares vistas de la bahía.


A un lado se ubica una pileta de piedra negra, también basada explícitamente en el juego geométrico de cubos girados.
"Noté que el sol siempre está allí en la arquitectura islámica. Está animada por el sol. Mi diseño es una humilde interpretación de la arquitectura islámica."

Foto cortesía de Vancep

El interior se organiza alrededor de un gran atrio, cuyo cenit corresponde al cubo más alto de la compisición. Nótese cómo el juego de cuadrados girados se multiplica en esta corona típicamente islámica.

Foto cortesía de Al Nafisi


Este magno espacio es presidido por un par de escaleras escultóricas helicoidales que se despliegan simétricamente y sobre las cuales levita una corona circular con motivos árabes.



La circulación que distribuye a los salones de exposición se organiza en anillo en torno a este gran patio central, que es entrecruzado por dos ligeros puentes de estructura metálica, otro elemento común en la arquitectura de Pei.

Detalle del cielorraso.

Hacia un lado, una terraza se extiende hacia el exterior, desde donde debe ser muy placentero contemplar la ciudad, especialmente durante los meses menos tórridos. Esta zona se halla definida por una arquería (este gesto es insólito en los edificios de Pei) y trabajada con un juego de espejos de agua, en cuyo centro se aloja una pérgola piramidal.


Foto cortesía de Bartschphotography

Foto cortesía de Vancep. Al fondo, el centro de Qatar.

Desde fuera, su transparencia ofrece un contraste con la masividad del volumen principal.

Foto cortesía de lkuwari

LA COLECCIÓN


Aunque no es muy extensa, la colección del Museo Islámico de Doha destaca por la calidad de sus obras. Cuenta con un área que destaca las cualidades y aportes de la cultura musulmana, mostradas en pantallas interactivas multimedia.

Luego la colección se divide en salones especializados en caligrafía, cerámica, orfebrería, textiles, y otros, con objetos provenientes de la península arábica, Turquía, España (Andalucía), Siria, Irán, Irak, Egipto, etc.



El siguiente video ofrece más secuencias y vistas del Museo Islámico de Doha (presionar aquí si no puede ver el video).



VER TAMBIÉN

OTRAS OBRAS DE I.M. PEI.
ARQUITECTURA ISLÁMICA CONTEMPORÁNEA.

21 agosto, 2009

I. M. PEI Y EL MUSEO DE LOUVRE


ENGLISH

Esta segunda parte dedicada al museo de Louvre está centrada en su remodelación contemporánea, ya que la primera estuvo dedicada a la creación y evolución del Palais du Louvre.

La pirámide del museo del Louvre, diseñada por Ieoh Ming Pei es un icono emblemático de inserción de modernidad en un entorno histórico. Polémica, odiada y amada, la pirámide del Louvre se ha hecho un lugar en el paisaje arquitectónico contemporáneo de París, en la memoria colectiva del parisino e incluso en la literatura universal, especialmente en el también polémico Código Da Vinci.


ANTECEDENTES

Tras el establecimiento de la Tercera República en 1870 hasta inicios de 1980 el Museo de Louvre albergó una serie de funciones además de las museísticas, como el Ministerio de Finanzas. Es más, las áreas de exposición se encontraban separadas, dispersas y mal organizadas, con múltiples entradas que ocasionaban una caótica circulación y escasez de servicios públicos. Tal vez lo peor de todo era que muchas obras se hongueaban en almacenes porque no había espacio para exhibirlas propiamente.

El Cour Napoleón antes de la intervención

A partir de 1981 François Mitterrand se propuso devolver a París su carácter de capital mundial de la cultura. Para ello Mitterrand (apodado Mitte-Ramsés II, por su tendencia a hacer obras monumentales), promovió una renovación que París no había visto desde los tiempos del Barón Haussmann, incluyendo obras tan importantes como el Parque de la Villette, la Ciudad de la Música, el Instituto del Mundo Árabe, el Arco de la Defensa, la Biblioteca Nacional, el Centro Pompidou y la remodelación del Museo de Louvre entre otros.

Para unificar el Louvre integral y lógicamente, en 1983 Mitterrand contrató al arquitecto chino nacionalizado norteamericano Ieoh Ming Pei, quien acababa de culminar su Galería Nacional de Washington (magnífico proyecto que espero reseñar en este blog en un futuro cercano).


No hubo concurso. Es sorprendente que un presidente socialista francés eligiera a un arquitecto "imperialista norteamericano" para remodelar uno de los edificios más emblemáticos de la arquitectura francesa. Tal vez por eso Pei no estuvo muy entusiasta al aceptar el encargo al principio.

Primeros esquemas de Pei sobre el Louvre
"Le dije al presidente que lo consideraba un gran honor, pero que no podía aceptar el encargo inmediatamente. Le pregunté si estaría dispuesto a darme cuatro meses, no para pensarlo -yo ya había decidido que quería hacer esto- sino para ver si realmente sería posible hacerlo" recuerda Pei con su característica sencillez.

Luego de varias visitas secretas al Louvre, Pei se reunió con Mitterrand y lo convenció de que la única manera de lograr un funcionamiento eficiente de los múltiples edificios del museo era la conexión subterránea de los mismos, asumiendo al Cour Napoleon como centro de gravedad del Louvre. Mitterrand fue un político vanguardista, y aceptó no sólo la intervención subterránea, sino también la intrépida propuesta de colocar una pirámide de cristal en la entrada del museo.

Consciente de que la propuesta del arquitecto acarrearía críticas entre sus compatriotas más conservadores, Mitterrand y Pei trabajaron el proyecto casi en secreto, y cuando se tuvo que iniciar la construcción, las protestas no se hicieron esperar. Cerca del 90% de la población de París (conocida por su antiamericanismo) estaba en contra de la propuesta, tal como un siglo antes los parisinos se habían opuesto a la Torre Eiffel. Se cuenta incluso, que una irritada mujer francesa llegó a escupir al arquitecto Pei. "¿Cómo es posible que se destruya el Cour Napoleon, uno de los espacios urbanos más importantes de Francia, sino del mundo?" clamaban los críticos. En realidad el espacio era usado como estacionamiento del Ministerio de Finanzas durante el día y una zona de drogadictos durante la noche.



"La pirámide fue un tema muy controversial, allá en 1984-85, ya que la gente tiende a confundir la forma de la pirámide del Louvre con la de Egipto. Pienso que ello no es exacto: la pirámide egipcia es enorme; en segundo lugar es sólida, es de piedra; es un lugar para los muertos. La pirámide en el Louvre es lo opuesto: es de vidrio, es transparente, es para los vivos".

Construcción de la pirámide

No obstante, una vez completada, la obra fue aclamada por su contundencia, funcionalidad y claridad, y por el esfuerzo del arquitecto en querer resaltar la obra antigua mediante un elemento geométrico simple y transparente. Hoy es uno de los símbolos de París.

LA PROPUESTA

Pei partió de la premisa de que, en lugar de que el museo sea sólo el ala sur, un gran edificio alargado, éste debería abarcar todo el conjunto palaciego, organizándose en forma de U en torno a un patio. Entonces tuvo la idea de excavar el patio Napoleón 9 metros bajo la tierra y allí proveer espacio suficiente para almacenamiento de obras de arte y de equipos de carga, un auditorio para 400 personas, áreas de información, centros de conferencias, un amigable café, librerías y tiendas de souvenirs.


El ingreso al museo es el centro simbólico en torno al cual se organizan los tres pabellones del museo.


Este gesto humilde de excavar su arquitectura para hacerla poco impactante es recurrente en Pei, tal como lo vimos el Museo Miho, que reseñamos anteriormente en este moleskine.

Pei organizó al museo de forma lógica, ubicando las obras de Europa septentrional (Francia, Alemania, Holanda) al norte, y las de Europa meridional (Italia, España, Egipto) en los pabellones al sur.


El ingreso debía tener una escala apropiada. Sin embargo, se negó a construir un elemento sólido que compita con la presencia de los edificios barrocos. Por el contrario, optó por un elemento muy discreto en comparación con la enorme remodelación que se llevó a cabo bajo tierra.


"Pienso que la transparencia de la pirámide es muy importante aquí. No sólo para traer luz al interior de la sala de recepción, sino también para poder ver el complejo entero del Louvre a través de ella."
El Pabellón del Reloj (Pavillon de l'Horlog) visto desde fuera y dentro de la pirámide.

La pirámide de 21.6 m de alto se basa en una estructura espacial metálica, en la que se encuentran 672 paneles de vidrio, que define un gran acceso, bañado de luz y con un espacio amplio e imponente.


Pero, ¿porqué una pirámide, entre todas las formas que hubiera podido elegir Pei?
"Formalmente es la figura más compatible con la arquitectura del Louvre. Es también una de las formas más estables, lo cual asegura su transparencia... y está construida de acero y metal, lo que simboliza un quiebre con las tradiciones del pasado, es un trabajo de nuestra época".


Como amante de la geometría, y enfatizando el esquema simétrico del palacio, Pei convirtió el antiguo estacionamiento ubicado en el Cour Napoleón en una plaza de fuentes triangulares alrededor de la pirámide y tres pirámides pequeñas de 5m, ubicadas al norte, este y sur.



Al interior, la luz baña los espacios amplios, de mármoles de tonos suaves y cálidos, que acogen las obras de arte con elegancia sin tratar de imponerse a ellas, tal como lo había visto en su trabajo en el Museo Miho.


Detalle de la escalera en caracol, un elemento escultural al interior del museo.

Urbanamente, el aporte de Pei a París fue convertir un obstáculo en la circulación (como anteriormente se comportaba el museo) en un importante nodo y un puente que conecta distritos de la margen izquierda del Sena.

"Hacia el norte puedes ir hacia la calle Rue du Rivoli y también al subterráneo. Hacia el oeste puedes ir a los jardines y dos grandes escaleras te conducen hacia afuera, a los jardines... El Louvre entero está abierto al público. No necesitan entrar al Louvre... no solían caminar por el Cour Napoleon, pero ahora lo hacen."


SEGUNDA FASE

El Louvre abrió sus puertas en 1989, y poco a poco las críticas se convirtieron en elogios. Esa confianza llevó a Pei a desarrollar con mayor libertad la segunda fase de la remodelación en 1993, que incluía el ala Richelieu, anteriormente ocupada por las oficinas del Ministerio de Finanzas.

Renovación de las alas laterales a la pirámide

Se trató de une renovación arquitectónica interior manteniendo la cáscara histórica. Para ello se restauraron las fachadas interiores y exteriores del museo y se convirtieron 3 patios (que anteriormente también eran estacionamientos de funcionarios) en galerías internas techadas de vidrio.


A excepción de algunas habitaciones históricas, las oficinas del ministerio (que se habían apiñado hasta en 6 niveles) fueron completamente remodeladas hasta acomodar 3 niveles, en concordancia con la fachada exterior: escultura en el nivel inferior, artes decorativas en el segundo y pintura en el superior, para lo cual se instalaron lucernarios que facilitaran su mejor contemplación.



Además se incluyó un centro comercial debajo del Arco del Carrusel y se instaló la famosa Pyramide Inversée, una pirámide invertida que trae luz al interior y que cuelga a sólo centímetros de una pirámide pequeña de piedra.


"Pensé que sería divertido hacer una pieza traviesa, algo como los franceses llaman "folie" (locura) e invertí la pirámide, generando un símbolo algo frívolo pero que no ocupa espacio".

LA COLECCIÓN

Si tuviera que escoger 3 objetos de entre la extensísima colección del Louvre, probablemente me quedaría con:

La Victoria Alada de Samotracia o Nikí de Samotracia.

La Venus de Milo, que había sido más alta de lo que pensé.




Y la famosísima Gioconda, o Mona Lisa del Giocondo, de Leonardo Da Vinci, que es más pequeña de lo que pensé. Este video analiza el porqué de su fama, en inglés.

EL CÓDIGO DA VINCI.

Sobre la controversia sobre la novela de Dan Brown y su relación con el museo, sírvase ver Anéctodas de Moleskine.

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OTRAS OBRAS DE I.M. PEI.

MUSEOS DE ARTE