26 junio, 2009

RENZO PIANO: MUSEO HIGH (AMPLIACIÓN)


"Si la gente se olvida completamente de que esto fue una adición, entonces ese será el mayor halago”.
Renzo Piano



En 1998, se hizo evidente que la colección del Museo High demandaba una ampliación de casi el doble del área anterior (29,000 m2). Un tiempo después, se seleccionó al arquitecto italiano Renzo Piano para el desarrollo del proyecto. Las razones porqué no se escogió al propio Richard Meier (quien acababa de culminar el Centro Getty en Los Ángeles) como continuador de su propio proyecto en el High no son muy claras, aunque parece ser que los directores del museo optaron por un tipo de arquitectura menos espectacular, pero que permita un diálogo más fluido entre el edificio y los objetos de arte, entre contenido y continente.



El trabajo de Piano no era fácil: debía integrar el vistoso y elegante edificio de Meier, el edificio del Memorial Arts, de carácter masivo y pesado, y al mismo tiempo mantener una propia personalidad sin imponerse a su vecino.

El Centro de Arte High antes (2002), durante (2005) y tras la intervención de Renzo Piano (2007). Imágenes Google Earth.

Pero, ¿sería Renzo Piano, el arquitecto que junto a Richard Rogers propuso el irreverente Centro Pompidou, el más indicado para llevar a cabo este proyecto conciliador? Irónicamente, fue precisamente el Centro Pompidou quien dio la respuesta al problema de cómo integrar los diversos edificios, no en el lenguaje high tech del centro de arte francés, sino en su flexibilidad funcional, transparencia y en su resolución urbana. En efecto, la plaza del Pompidou (según Piano, inspirada en la Plaza San Mateo de su natal Génova), es un elemento integrador de otros equipamientos a su alrededor: un centro de investigación musical y una galería de arte.

Vista del conjunto desde el este. A la derecha se ubica la primera iglesia presbiteriana de Atlanta, construida en ladrillo.
Vista desde el noroeste. El pequeño volumen marrón en el parque del frente es la estación de metro.
Vista del complejo desde el sur, con el Memorial Arts en primer plano. En la esquina suroeste se han incluido un residencia estudiantil.

Así también, la visión de Piano concibió para Atlanta no sólo la expansión de un museo (como originalmente se le había planteado) ni la elaboración de un gran edificio, sino un conjunto integrado de edificios organizados en torno a dos plazuelas, que ordenan el espacio público abierto, convirtiendo al High en una mini ciudad para las artes.

Fachada oeste, frente a la estación del metro, se abre para recibir visitantes.
Vista del conjunto desde la plaza, hacia el este.

La piazza se convierte en el corazón del nuevo centro artístico, que vincula toda la manzana. Dejando abierto el frente abierto hacia el este, las galería de arte cerrarían el espacio al oeste y al norte, comunicándose con la calle a través de pasajes públicos y con el edificio de Meier mediante pasajes aéreos acristalados.


Los tres edificios propuestos no tratan de imponerse al antiguo museo, por el contrario, actúan como una contraparte de él y se integran al volumen original en su escala, ligereza y color.


Hacia el sur se incorpora un restaurante y, frente al masivo Memorial Arts, se añade un pequeño volumen de ingreso que ayuda a dar escala humana al conjunto.
Asimismo, una serie de árboles se ubican ordenadamente frente a la entrada del museo y la cafetería, también configurando la escala y añadiendo vegetación al conjunto. La forma de la copas ha sido podada en forma cúbica, de acuerdo a la usanza europea.


En los tres volúmenes Piano ha tenido el gesto de dejar el primer nivel transparente, por lo que el espacio se extiende visualmente a través del vidrio, expandiendo el exterior hacia el interior y viceversa, y a la vez aligerando la percepción visual de estas cajas ciegas.


“Más que crear un Nuevo museo, nosotros queríamos crear un sentido de lugar, un destino urbano que se extienda al paisaje de la ciudad y que invite a los transeúntes al campus desde varios puntos.”


Además de su notable carácter urbano, la intervención del italiano destaca por la ligereza, transparencia y manejo de la luz de la arquitectura, así como por su actitud hacia la obra de arte. Piano había ganado una gran reputación como diseñador de museos, gracias a su Museo para la colección Du Menil en Houston, el primer museo que diseñara en EEUU, y que le granjeara elogios no sólo entre críticos de arte, sino entre intelectuales, como Mario Vargas Llosa ("La arquitectura como espectáculo", artículo de El País, reseñado casi en simultáneo por mis amigos Aldo Facho e Yván Sánchez).


A diferencia del proyecto de Meier, donde la arquitectura del museo tiene un papel preponderante por sobre las obras que contiene, la actitud de Piano es más humilde, colocando al arte como centro de la temática, y proponiendo la arquitectura como un continente neutral que facilita su contemplación.


Y si bien tanto la propuesta de Meier como la de Piano tienen un soberbio manejo de la luz, el lector podrá comparar la diferente concepción lumínica de cada maestro. En el caso de Piano, se optó por captar la luz natural del norte y difuminarla indirectamente al interior del espacio, un concepto que ya había explorado con éxito en su Museo para la colección Du Menil en Houston. En el caso del High, desarrolla un sistema novedoso basado en unos colectores cilíndricos, que en la azotea tienen unos parasoles orientados al norte.


Esta luz se canaliza y esparce por unos tubos en forma de chimeneas, que conforman la original e impresionante textura del cielo raso, logrando una iluminación difusa, plena y uniforme a través de las espaciosas salas que albergan la colección de arte contemporáneo.


Por supuesto, esto es válido para las exposiciones del último nivel, los otros niveles están reservados a exhibiciones especiales que tienen diferentes requerimientos lumínicos, como la reciente muestra de los guerreros de terracota.


Una buena forma de resumir el concepto del centro artístico, construido entre el 2002 y 2005, es el paralelo que hace Piano con un espacio religioso, donde hay una transición entre lo profano y lo divino.


“Lo profano es reunirse en la piazza, en el lobby, disfrutar de la música, de la vida, tomar un buen café… Pero luego hay un momento donde mentalmente te quitas los zapatos, cambias de velocidad y te elevas, levitas, y te encuentras en una dimensión diferente, aquella de la contemplación, que es por definición silenciosa”.

VER TAMBIÉN

- OTRAS OBRAS DE RENZO PIANO
- MUSEOS DE ARTE

Dos grandes maestros de nuestro tiempo. Entre Richard Meier y Renzo Piano existe una buena amistad.

1 comentario:

Begoña dijo...

Carlos, te acabo de enviar por mail una entrevista a un amigo arquitecto. Me ha parecido interesante y así puedes intercambiar opiniones con él. Un abrazo