24 febrero, 2009

GARNIER: LA ÓPERA DE PARÍS.

Foto cortesía de Daniel Schwabe

La Ópera de París es la máxima obra de Charles Garnier, y uno de los mejores exponentes del eclecticismo del siglo XIX. Es un edificio magnífico, o mejor dicho, destinado a transmitir magnificencia. Simboliza, además el final de una época y el inicio de otra. Pomposa y monumental, utiliza una estructura de acero y concreto armado, pero la recubre de ornamento por considerar su estética indigna. Es también cuna de mitos y obras literarias, siendo la más famosa el Fantasma de la Ópera.

Vista aérea, donde se ve a la ópera constreñida por las avenidas circundantes


CONTEXTO CULTURAL

El Neoclaciscismo fue una corriente que surgió ante los excesos ornamentales del barroco y rococó, buscando retomar la sobriedad y elegancia de las obras clásicas. Fue también símbolo de nuevos ideales democráticos, en oposición a las monarquías que habían precisamente adoptado al barroco para expresar su opulencia. Ciudades como Washington, La Plata y Camberra fueron fundadas en aquella línea estética, buscando sus monumentos y edificios públicos expresar aquellos ideales mediante la arquitectura.

Sin embargo, en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX, Napoleón III instauraba el Segundo Imperio. Necesitaba una arquitectura que expresara su grandeza imperial, y de allí que se sirviera del neobarroco. Ya su prefecto, el Barón Haussmann estaba derribando miles de casas en París para hacer espacio a amplios bulevares (los que, de paso, facilitaran el desplazamiento de los ejércitos).

El barón Haussmann inspeccionando la construcción de la Ópera de París


En enero de 1858 un atentado contra Napoleón III en la ópera situada en la Rue Le Peletier, un edificio incómodo y temporal (donde el célebre pintor impresionista Edgar Degas inmortalizara sus bailarinas de ballet), convenció al emperador de la necesidad de construir una nueva ópera que le diera seguridad.

Antigua ópera ubicada temporalmente en la calle Le Peletier


En 1860 se convocó, por primera vez, a un concurso de ideas del que se seleccionaron 5 de entre 172 propuestas. En la fase final del concurso fue elegido un joven, desconocido e inexperimentado Charles Garnier de 34 años. Fue tan inesperado su triunfo que tuvo que montar una oficina con un grupo de arquitectos, ex-compañeros de la École de Beaux Arts de París.

Garnier con un grupo de compañeros de la Escuela de Bellas Artes de París, con quienes proyectó la ópera.


La Ópera fue inaugurada por primera vez en agosto de 1867, en ocasión de la Exposition Universelle de ese año, cuando sólo la impresionante fachada estaba lista. Sin embargo, en setiembre de 1870 el Segundo Imperio llegó a su fin y la ópera se convirtió en el símbolo de la opresión de aquellos días. No obstante, en 1873 la vieja ópera en la Rue Le Peletier se incendió, lo que facilitó la culminación de la Ópera de Garnier, la que fuera inaugurada por segunda vez en 1875.

Como anécdota, en la inauguración olvidaron invitar al arquitecto que le había dado 15 años de su vida al edificio, quien tuvo que pagar su propia entrada. C'est pas possible! Aún así Garnier recibió una gran ovación al final de la prémiere.

UBICACIÓN

El terreno donde se ubica la ópera es un rombo resultado una intersección de avenidas planteadas por Haussmann.

Imagen satelital donde se observa la conexión de la Ópera con el Louvre. Clic para ampliar.

El terreno romboidal donde se ubicó el edificio, no era el más apropiado para una ópera


Un bulevar, estrictamente con fines estéticos, conectaría la nueva Ópera con el Louvre y el Palacio de las Tullerías, la residencia imperial.

Fotografía desde la Ópera hacia el Louvre, antes de que se derribaran las manzanas para abrir paso al bulevar entre ambos

Morfología urbana actual. Imagen Google Earth


Sin embargo, la ubicación no es la más apropiada para este edificio que se suponía monumental. La perspectiva de la calle no permite apreciar la real monumentalidad del edificio, que enfrenta a la avenida con su fachada más corta, y el fuerte tráfico impide que el edificio pueda tener alguna área de expansión externa. El propio Garnier trató en vano que se modifique su ubicación.

PROPUESTA

La Ópera está concebida como una secuencia de volúmenes, claramente diferenciados en su forma, reflejando su función interior.

Planta de la ópera. Imagen cortesía Universidad de Navarra


Secciones perspectivadas. Imágenes cortesía Universidad de Navarra



Fachada


Ubicada sobre una escalinata, la fachada está compuesta de dos planos, uno muy ligero compuesto de columnas a manera de cortina y otro que compone el edificio en sí.


En el primer piso, en vez de una gran puerta principal, hay una columnata monumental, una referencia a la columnata del Louvre. En el segundo piso se incluyen dos juegos de columnas, las más robustas con un fin estructural, y unas más pequeñas y bastante coloridas, cuya policromía contrasta con el tono grisáceo de la mayoría de construcciones parisinas de la época, que le dan ligereza y son netamente ornamentales.


Corona la fachada un ático, rescatando uno de los principios básicos de la composición clásica (una base, un cuerpo y una corona).


Estatua de Apolo con la lira, ubicada a 50 m del suelo es el punto más alto de la estructura. Funciona también como pararrayos.


Acceso y las áreas públicas.

Si la fachada es imponente, el interior está diseñado para dejar boquiabierto al visitante. La escala, la decoración, la iluminación, los grupos escultóricos y pictóricos, todo ello transmite boato, magnificencia. A diferencia del usual desdén con el que se trataban las áreas de acceso en teatros de la época, Garnier les confirió gran importancia.

Foto cortesía de Piero Sierra

El vestíbulo de generosas mamparas, es una antesala de la impresionante escalera, la que además de su monumentalidad, divide el flujo de espectadores de acuerdo a su posición en el auditorio.


Estas escaleras se ubican en un fastuoso espacio cuyos detalles fueron trabajados como una fachada interior: una galería circundante de la que sobresalen balcones con sus marmóreas balaustradas.


El auditorio
La cúpula achatada expresa exteriormente la forma en herradura del auditorio.


Con capacidad para 2000 espectadores, el diseño está basado en una serie de arcos que descansan sobre pares de columnas y que circundan el escenario y albergan los palcos y las tribunas de honor. Al centro del ambiente hay un gran candelabro, un alarde de la tecnología en esa época, que puede descender por una serie de poleas hasta el nivel del piso y que contiene un cuidadoso juego de luces de distinta intensidad.



El escenario

Es el volumen más alto y el más profundo de la secuencia. Es uno de los más grandes en Europa, su gran altura de más de 20 m le permite albergar escenarios que pueden ser desplegados muy rápidamente, gracias a una maquinaria especialmente diseñada para tal efecto. Los cimientos son tan profundos que Garnier encontró una corriente subterránea. Para prevenir infiltración de agua, construyó un reservorio de concreto bajo los cimientos, que daría origen al mito del lago bajo la ópera.

La serie de poleas que permiten el manejo de los diferentes escenarios fue consebido basándose en la tecnología de los barcos a vela.

Reservorio de concreto que dio lugar a la leyenda del lago bajo la ópera.

Los servicios técnicos y administrativos.
El último volumen de la secuencia es trabajado con líneas sobrias y clásicas. Su fachada, en comparación con la principal, es muy simple, únicamente precedida por un pequeño arco.

Foto cortesía de lindholm.

Pabellones laterales
Estos volúmenes cilíndricos adosados permiten, uno el ingreso privado de la élite social y los abonados y el otro para el uso exclusivo del emperador, para lo cual se dotó de una rampa para carruajes.

Volúmenes cilíndricos laterales. Foto cortesía de Cuéllar.

EESTRUCTURA Y ACÚSTICA
Oculto tras las molduras y adornos, se esconde la estructura metálica que sostiene al edificio. Es decir, se trata de un edificio que utiliza tecnología moderna, pero disfrazado de antiguo.


La acústica de la ópera es buena, aunque sorprendentemente Garnier la dejó al azar. Para su buena suerte, funcionó muy bien, tanto que dicen que alguna vez la vibración de la voz de una soprano ocasionó el colapso del candelabro central, matando a una persona. Aquel incidente, sumado al mito del lago subterráneo, propició el nacimiento de la novela El Fantasma de la Ópera de Gastón Leroux.


 Sección en maqueta, foto cortesía de Begoña Bazal
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La Ópera de París fue uno de los edificios más influyentes de su época. A la muerte de Garnier, se la comparaba con el Partenón, Santa Sofía de Constantinopla, la Catedral de Notre Dame entre otros. Más allá de su función, cumplió su cometido de subrayar a París como la capital cultural europea. En Latinoamérica, influenció edificios importantes como el Teatro Colón en Buenos Aires, Argentina (particularmente su primer proyecto) hasta la reciente Ópera de Alambre, en Curitiba, Brasil.

Sin embargo, paralelamente, durante la última década de su vida, Garnier debió escandalizarse al ver erguirse rápidamente en el perfil de París, una grotesca torre hecha únicamente de armazón metálica. Ya Victor Horta estaba experimentando con el Art Noveau y construyendo con metal expuesto. Un año antes de la muerte de Garnier, en 1898, un joven Charles Mackintosh ganaba el concurso para la Escuela de Arte en Glasgow. Precisamente una década después, en 1908, Adolf Loos publicaba su obra Ornamento y Delito (vía Teorías de Arquitectura), una condena explícita a los excesos del neobarroco. El nacimiento de la arquitectura moderna estaba a la vuelta de la esquina.

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El siguiente vídeo de nuestra visita a la Ópera Garnier, tiene como música de fondo la más conocida ópera francesa de la historia, Carmen (1875), compuesta por Georges Bizet. Se incluyen fragmentos de Abertura, Votre toast, je peux vous le rendre (Toreador) y Quand je vous aime (Habanera). Curiosamente, la ópera nunca fue un éxito durante la vida de Bizet, quien a sus 37 años falleció en 1875, el mismo año de la inauguración de la Ópera de París. El estreno de Carmen en la Opéra-comique (un escenario modesto que no queda muy lejos a la ópera de Garnier) fue un fracaso, hasta que fuera estrenada en Viena y ganara reconocimiento internacional.

- ÓPERA, SALAS DE CONCIERTOS, TEATRO



18 febrero, 2009

FRANK GEHRY: WALT DISNEY CONCERT HALL


El Salón de Conciertos de Walt Disney en Los Ángeles, diseñado por el ganador del premio Pritzker, Frank O. Gehry, es, como la mayoría de sus obras, un edificio polémico. Una obra maestra de la arquitectura contemporánea para algunos, una obra que no es arquitectura para otros. Por un lado, es indiscutible la calidad de Gehry como arquitecto-escultor y su habilidad en imponer al visitante sensaciones dramáticas, inolvidables. Además, sus experimentos sobre diseño y construcción asistido por computadora han abierto numerosas puertas para la industria de años posteriores y no se puede negar la calidad técnica en la construcción y acústica del auditorio. Por el otro, esta obra despierta críticas sobre el límite entre arquitectura y escultura, sobre el respeto al entorno y las consideraciones climáticas del sitio.

Chair and metal, Orange Umbrella y Man and metal.
Vistas cortesía del célebre fotógrafo Iraní Sam Javanrouh, vía daily dose of imagery.


UBICACIÓN
El Salón de Conciertos de Walt Disney es parte del Music Center de Los Angeles, compuesto por el Salón de Conciertos, el Pabellón Dorothy Chandler, el Teatro Ahmanson y el Foro Mark Taper. Éste se ubica en el centro de de esta ciudad, en el famoso Bunker Hill, muy cerca al MOMA (Museum of Modern Art) de Los Ángeles.
El auditorio es un bloque rectangular que se organiza diagonalmente dentro de una manzana también rectangular.

Ubicación y vista desde el este, con el Pabellón Dororthy Chandler en primer plano.

Esto permite que la envolvente metálica enfrente la esquina de First Street y la Grand Avenue hacia el este, lo cual enfatiza un efecto de majestuosidad en la aproximación al edificio (realmente la primera impresión es sobrecogedora). A esa majestuosidad contribuye el hecho de que la sala esté ubicada sobre un podio (un recurso que ha sido utilizado en numerosos edificios públicos y religiosos en la historia), al que el usuario accede mediante unas escaleras ubicadas en diagonal. Hacia la parte posterior, el oeste, colindando con la calle Hope, se encuentran una serie de jardines, en una zona más pasiva que invita al paseo y se vuelca a la comunidad.


Axonométrica desde el este

LA PROPUESTA

El proyecto, resultado de un concurso por invitación, fue adjudicado a Gehry en 1987. En 1991 el arquitecto culminaría el proyecto (se dice que se hicieron 30,000 planos), con bastantes diferencias a la idea del concurso original. La construcción, que incluyó un enorme y costoso estacionamiento, comenzó en 1999 y acabó en el 2003 con un costo de 274 millones de dólares, el doble del presupuesto original (¿suena familiar?).

El WDCH desde su fachada sudeste.
Detalle de una de las superficies alabeadas.

El complejo, que es la sede de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, consta de un auditorio para 2265 personas (diseñado por Yasuhisa Toyota de Nagata Acoustics), un teatro para 250 asientos, salones de pre-conciertos, equipamientos, dos anfiteatros al aire libre, un estacionamiento subterráneo de 6 niveles con capacidad para 2500 vehículos y el parque estatal más pequeño de California.

Gehry comenta que el proceso de diseño lo comenzó de adentro hacia afuera, específicamente con el auditorio de planta rectangular. Por requerimientos acústicos el techo del ambiente fue recubierto por unos paneles que daban la impresión de ser las velas de un barco.

Auditorio principal. Cortesía de El Croquis

Ese concepto se expandió a los exteriores, convirténdose el edificio en una alegoría de un barco a vela. Un efecto notable en la composición es la fractura con la que estas superficies se rasgan en la fachada principal, entreviendo la trama de la estructura vidriada y cuya dirección enfatiza la diagonalidad del emplazamiento.

El ingreso de noche. Fuente: Wikipedia

El tratamiento de las superficies onduladas, tanto interiores como exteriores, buscan emular las modulaciones musicales de las obras presentadas en este recinto.

Foto Cortesía de el Daverino


Guardando diferencias fromales, el criterio de Gehry comparte el mismo principio de la Ópera de Sídney de Urtzon o la Casa de la Música de Koolhaas, es decir, una envolvente cuya forma escultórica no tiene correspondencia con la del auditorio que encierra. En el caso del Walt Disney Concert Hall, la superestructura es una superficie metálica laminada adosada a una estructura de acero que envuelve al auditorio, una pirámide invertida trunca.


Personalmente, me decepcionó un poco comprobar que en muchos casos tales formas eran simplemente una pantalla, un escenario similar a los de las películas del Oeste de Hollywood, cuyo propósito era estético-formal pero sin albergar ninguna función o contenido.

Pura pantalla. Detalle de una de las superficies laminadas vistas por atrás.

DISTRIBUCIÓN

Gehry optó por elevar el nivel ingreso sobre una plataforma, alineándolo con el nivel de la calle Hope, por lo que muchas de las funciones de soporte se encuentran ubicadas enterradas en los dos primeros niveles. En estas primeras plantas es interesante comprobar cómo la propuesta es bastante racional, definida por una trama ortogonal, claramente conformada en la que se ubica el volumen girado del auditorio. En este nivel se enecuentran las partes más bajas del auditorio, así como escaleras y otros servicios complementarios que también mantienen una geometría simple.

Planta 1Planta 2

Sin embargo, la direccionalidad predominante cambia a partir del tercer nivel, es decir, el nivel de la plataforma. Hacia adelante el espacio es definido por la retorcida y agresiva aparición de los volúmenes escultóricos, los que componen la imagen externa del auditorio y definen anfiteatros menores, dispuestos aleatoriamente en el predio.

Planta 3

El exterior del edificio es un retorcido espacio público

Uno de los auditorios ubicados en la parte posterior del complejo.

Al interior se ubica la recepción en la que se observa un lenguaje más sosegado y un colorido más cálido que el exterior, utilizando madera en lugar de metal.

Detalles del interior

Hacia la parte posterior se ubica un pequeño parque, donde la vegetación está dispuesta también en pequeñas islas y donde se pueden encontrar formas escultóricas, como esta fuente de mármol en forma de flor.


Conforme el edificio va ganando altura la temática se centra en la evolución escultórica de la envolvente y el desarrollo de las circulaciones del auditorio, así como de las butacas y palcos.

Planta 4
Planta 5
Planta 6

Gehry enfatiza esta distinción de manera dramática: al alocado lenguaje metálico del exterior contrapone un tratamiento más cálido de madera hacia el interior, sutilmente acompañado de juegos de luz y formas esculturales que se desprenden de las paredes como una especie de plantas, llegando a su parte más elaborada en el auditorio. Es como si el exterior fuera un Allegro molto vivace y el auditorio un Adagio. Claro que en el caso de Gehry es un Adagio ma non tropo, puesto que aun en la calidez del este bello auditorio recubierto en madera, el arquitecto canadiense-norteamericano se da el lujo de coquetear con formas escultóricas, como en el órgano, en un estallido de listones de madera que recientemente evocara en su Serpentine Gallery en Londres.

Detalle del órgano y el auditorio principal. Cortesía de El Croquis

Hacia la parte posterior, el oeste, al lenguaje escultórico y volátil de las curvas metálicas se contrapone un lenguaje más tectónico y severo. Gehry dispone las funciones más estáticas en dos barras en L, incluyendo biblioteca, salas de ensayo, café para la orquesta y otros servicios.

Axonométrica desde el oeste

El Walt Disney Concert Hall desde el MOMA, mostrando su fachada más racional

RELACIÓN CON EL ENTORNO

Otro aspecto que encontré chocante fue la desconexión del edificio de su entorno urbano. El uso de materiales metálicos altamente reflejantes ocasionó grandes problemas a los vecinos, quienes vieron incrementada la temperatura del lugar (en algunas áreas cercanas era imposible caminar en verano, las temperaturas llegaban a 60 ºC), lo que obligó a los diseñadores a reemplazar los paneles por otros de metal no reflejante.
En cuanto al perfil urbano, a primera vista el edificio rompe con todo lo que haya alrededor, ubicándose como un elemento aislado y escultórico. Pero, por otro lado, el entorno inmediato no se destaca precisamente por la calidad de su arquitectura, por lo que el Walt Disney Concert Hall es más bien un elemento que genera un referente de sitio en esta área.


Al respecto, el arquitecto tiene su propia concepción de qué es integrarse al contexto. Ya el propio Gehry había tratado algún tipo de integración al perfil urbano muy a su estilo en Praga, pero en este caso parece recurrir a elementos más subrepticios. Gehry dice:
"Personalmente no me gusta el edificio del Pabellón Chandler (al frente), no es una gran arquitectura, pero está aquí y la gente tiene un montón de sentimientos por él, es parte de la comunidad, entonces tienes que respetar eso, te guste o no.... es como ser un buen vecino. Entonces, traté de hacer un edificio que preserve la importancia icónica del Pabellón. Para eso, decidí descomponer la escala del Salón de Conciertos en pequeñas piezas".
Relación del WDCH con su entorno, según Gehry, en la que se observa ciertas cincidencias entre la curvatura de las láminas y la del perfil del Pabellón Chandler

Otra crítica asevera que Gehry ha mantenido el mismo concepto del WDCH en proyectos posteriores, como el Millenium Park en Chicago, su propuesta para el Guggenheim en Bilbao, el Hotel Marqués de Riscal en España y hasta sus propuestas recientes para Dubai. Diera la impresión de que es una arquitectura tan efímera que puede ser localizada en cualquier sitio.

¿Cómo llegó a concebir estar formas? El mismo Gehry dice no saberlo. ¿tal vez la inspiración haya venido de una hoja arrugada de papel, tal como lo sugirieron los Simpson?

En el episodio "The Seven-Berre Snitch" de los Simpson, Frank Gehry obtiene su inspiración al ver un papel arrugado que él arroja al suelo.

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