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06 septiembre, 2010

LIBESKIND: MUSEO JUDÍO EN BERLÍN


Sin duda una de las contribuciones más importantes y a la vez controvertidas en los últimos años en Berlín es el Museo Judío, diseñado por un hasta entonces desconocido Daniel Libeskind. Es una obra plena de simbolismo, cuyas ténebres y dramáticas líneas transmiten de por sí la expresión de una dolorosa tensión, y cuya muestra (incluida un año después de inaugurado el museo) ilustra de manera teatral, simbólica y lúgubre la tortuosa y siniestra historia de los judíos en Alemania.


ANTECEDENTES
El remordimiento y la culpa del pueblo alemán por las atrocidades perpetradas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y la intención de Alemania de dar un simbólico mensaje de tolerancia multicultural hacia el mundo, llevó a las autoridades germanas a decidir en 1988 la creación de un museo que honrase la memoria de la historia de los judíos en este país, y que reemplazara aquél que la Gestapo había cerrado en 1938. Para tal fin, se llevó a cabo un concurso, del cual resultó ganador Daniel Libeskind, un profesor de arquitectura polaco-norteamericano de origen judío que hasta entonces había realizado una sola obra, la cual ejerció influencias en diseño del museo: Felix Nussbaum Haus.

UBICACIÓN
El edificio se ubica en una zona del antiguo Berlín occidental, ya que el proyecto se inició en 1991, antes de la reunificación. El museo, que ocupa un área de 15,000 m2, consta de dos partes: el Kollegienhaus, un edificio barroco del siglo XVIII que alguna vez albergó la Corte Suprema del Reino de Prusia, y un edificio contemporáneo de forma zigzagueante.

“Yo no estaba interesado en el sitio … que es sólo otro lote en Berlín, porque la historia judía se encuentra ligeramente más abajo del nivel de la superficie”.


CONCEPTO
El arquitecto se inspiró en el libro de Walter Benjamin “Einbahnstrasse” (calle de un solo sentido) y la ópera de Arnold Schönberg, "Moses und Aron", una obra de 3 actos cuyo acto final es incompleto. Libeskind quería que su edificio sea la culminación de esta obra.


La forma quebrada del edificio representa la tortuosa historia de los judíos en Alemania, pero también es una estrella de David desdoblada. La forma del edificio quiso respetar la presencia de árboles existentes, doblándose ante la presencia de ellos, pero fundamentalmente buscó orientarse a sitios de eventos y personalidades históricos relativas a los judíos en Berlín.


LA FACHADA
El edificio principal se halla completamente cubierto por una capa de zinc cuyo color irá variando gracias a la oxidación, mientras que la Torre del Holocausto, un bloque separado está hecho en concreto.

Fachada y corte. Cortesía Arkinka

Pero sin duda el aspecto más dramático en la fachada del edificio son la serie de cortes que, a manera de llagas o cicatrices atraviesan la piel metálica en diferentes direcciones. En realidad, estas líneas representan ubicaciones y direcciones de importantes judíos en Berlín, que fueron dibujadas en un mapa y luego proyectadas sobre la fachada del edificio.

Foto cortesía LHD
Había visto al edificio en fotografías, por lo que me esperaba a un bloque monumental similar al Guggenheim de Bilbao. En su lugar sólo encontré una pequeña fachada cuya altura corresponde con la del edificio adyacente. No obstante, ésta no tenía puerta alguna; el ingreso al conjunto se da por el edificio barroco contiguo . En realidad, el edificio está oculto entre los árboles, por lo que no es muy perceptible desde la calle.




INTERIOR


Tras ingresar al edificio barroco, nos sorprende un bloque de concreto que contiene una escalera subterránea que conduce al edificio principal. No hay ninguna conexión externa evidente entre ambos edificios.



En la planta del sótano se evidencian los tres ejes simbólicos de la composición. En la primera planta se la la comunicación entre estos ejes y la forma general del edificio.


En el segundo y tercer nivel se evidencia la circulación tortuosa y los 6 elementos vacíos alineados.

La última planta está dedicada a oficinas, por ello goza de las ventanas más amplias. Los 6 bloques llamados "vacíos" son iluminados cenitalmente y alineados discontinuamente.
Plantas cortesía de Arkinka

Sin embargo, el vínculo entre ambos se da a través del volumen de la escalera, una caja de concreto visto que atraviesa todo el edificio antiguo. Este volumen simboliza la relación entre judíos y alemanes: nunca fue franca, abierta, integrada, sino oculta, subrepticia y sin estética, pero estuvo allí de todos modos. Esta caja de concreto genera un espacio de escala monumental, que luego se comprime en una serie de galerías. Libeskind utiliza varias veces el recurso de comprimir y expandir el espacio.


Tres líneas subterráneas, llamados “ejes”, diferentes a la forma zigzagueante del edificio, definen el concepto general de la obra y simbolizan tres aspectos de la experiencia judía en Alemania: continuidad, exilio y muerte.



  • Eje de la continuidad: es el único de los ejes que conduce a las galerías del museo. Tras recorrer el pasillo del eje, remarcado con una iluminación en el cielo raso, el espacio se nos abre verticalmente en una caja de escaleras, alcanzando toda la altura del edificio y brutalmente cruzada por vigas diagonales.


  • Eje del Exilio: conduce a un jardín exterior fuera de los límites del edificio, compuesto por 7 x 7 columnas de concreto que sostienen jardines en la parte superior (posiblemente en referencia a los jardines colgantes de Babilonia. Qué similar forma tienen Libeskind para representar el exilio y Eisenman el Holocausto, trabajados en bloques de concreto dispuestos en una grilla que los visitantes deben recorrer y experimentar. Sin embargo, en el caso de Libeskind, los bloques se encuentran girados respecto 10 grados al plano del piso, generando una sensación de inestabilidad en contraste con el orden de la grilla. El jardín no tiene vía de escape, simbolizando al exilio una forma de prisión sin puertas.

Fotos cortesía de Arkinka y fabyd

  • Eje del Holocausto: es otra área de exhibición que concluye en una puerta negra. Tras atravesarla ingresamos a la Torre del Holocausto, una habitación oscura de 24 m de altura iluminada únicamente por una rendija en la parte superior, que en mi caso no vi pues nuestra visita fue de noche. El silencio, la oscuridad, la escala de la habitación producen un efecto sumamente sugestivo, que resalta la intención del arquitecto en resaltar el carácter de ausencia que significó el exterminio de comunidades enteras de judíos. Desde afuera, la torre aparece como un silo de concreto de forma trapezoidal y separada del edificio principal, únicamente vinculada desde el subsuelo.


Además de los ejes existen seis torres vacías de concreto, que nos aparecen al interior como unos bloques de color negro. No hay nada en ellas, y sin embargo conectan todos los niveles del museo, representando la ausencia de los judíos.


Sólo una de ellas es accesible, llamada “el Vacío de la Memoria”, que contiene una instalación de Menashe Kadishman, consistente en 10000 caras de hierro similares a candados sobre los que el visitante debe caminar, produciendo un ruido metálico aterrador. Por lo demás no hay mayor pista de estos bloques, que sin embargo virtualmente están alineados por un grupo de claraboyas que atraviesan el zigzagueante edificio.

Foto cortesía de yushimoto

LA MUESTRA

Cabe destacar que originalmente el edificio abrió al público en 1999 completamente vacío, siendo la arquitectura la única experiencia a la que los visitantes eran sometidos. El abstracto dramatismo de esta arquitectura patética, como la llama Frederick Cooper, debió haber sido significativo, metafórico y por momentos agobiante para quienes hubieran recorrido sus paredes vacías, adornadas sólo con las llagas de luz que generaban las líneas de su fachada.


El museo cuando fue inaugurado, con sus paredes vacías
La misma vista luego de la remodelación


Posteriormente en el 2001 se decidió instaurar una muestra mucho más amplia y educativa de la historia de los judíos en Alemania, y es entonces que el museo fue redecorado por un grupo de arquitectos de Munich, que tuvieron que modificar completamente las galerías para acoger las más de 4000 piezas de la exposición, que es la muestra que vemos hoy. Naturalmente, también se alteró la sensación que se vivía al recorrer este edificio desnudo.

Así, la muestra refleja la enorme contribución cultural, científica y comercial de los judíos en la historia, desde Einstein hasta Levi Strauss, creador de los famosos jeans. Por supuesto también ilustra el proceso de la espiral de horror que se vivió durante la época nazi, y me da algunas luces sobre respuestas a algunas preguntas que me he hecho sobre este tema y que por razones de espacio he preferido plantear en Anécdotas de Moleskine.


***
Daniel Libeskind produjo otro Museo Judío en San Francisco, EEUU, que hemos reseñado anteriormente en este moleskine. En aquel museo, a diferencia del de Berlín, el arquitecto buscó una visión más vívida y positiva de la cultura judía. La contraparte alemana, sin embargo ofrece una experiencia mucho más reflexiva y contrita, y es en ese sentido, más conceptual y dramática que el caso norteamericano.

VER TAMBIÉN
-
OTRAS OBRAS DE DANIEL LIBESKIND
- MUSEOS DE HISTORIA
- MEMORIALES
Junto a mi gran amigo, arq. Marco Ramos. La muchacha española que nos tomó la foto nos preguntó "¿son arquitectos, no?". ¿Habrá sido porque estábamos criticando el detalle de la manufactura de las ventanas?

06 octubre, 2008

GEHRY EN LONDRES: SERPENTINE GALLERY

“La vida es temporal. Hay demasiado acicalamiento y quisquillosería sobre detalles extravagantes, acerca de una idea de la perfección. Todo eso es falso. Nosotros somos temporales así como lo son nuestras estructuras.”
Frank Gehry


Serpentine Gallery es una importante galería de arte moderno y contemporáneo, exhibida en un pintoresco pabellón de té en estilo victoriano que data de 1934, ubicado en los jardines Kensington del afamado Hyde Park, en Londres.


Cada verano Serpentine Gallery promueve la ejecución de un pabellón temporal contemporáneo ubicado al frente de la construcción victoriana, y organiza una serie de eventos como exposiciones de arte, fotografía, escultura, conciertos de música, charlas, y otras actividades culturales.
El criterio del Serpentine Gallery es invitar a algún arquitecto de renombre internacional que al tiempo de la exposición no tenga un edificio construido en Gran Bretaña. Así en anteriores oportunidades se han invitado a las siguientes personalidades:

Zaha Hadid (2000)

Daniel Libeskind (2001)

Toyo Ito (2002)

Oscar Niemeyer (2003)

MVRDV (2004, no construido)

Álvaro Siza y Eduardo Souto de Moura (2005)

Rem Koolhaas (2006)

Zaha Hadid (pre-pabellon, 2007)

Olabur Eliasson y Kjteil Thorsen (2007)

Este año, la invitación recayó en Frank Gehry, afamado arquitecto canadiense ganador del premio Pritzker y dueño de un vocabulario arquitectónico escultórico sugerente e irreverente.


Cuando me dijeron que había un pabellón temporal de Frank Gehry, no pude evitar imaginar que sería otra serie de placas metálicas retorcidas, un estilo que Gehry ha logrado desarrollar con éxito en otras instalaciones al aire libre, como el Millenium Park en Chicago (de hecho, desde la culminación de su espectacular Museo Guggenheim en Bilbao, el uso de brillantes placas de titanio ha sido su sello característico, y al parecer también lo fue originalmente para Serpentine Park, a juzgar por sus maquetas iniciales).
Fue por tanto una refrescante sorpresa encontrar una dinámica estructura conformada por cuatro columnas de acero revestidas en madera, que soportan una cobertura conformada por un juego de paneles translúcidos, dispuestos en un explosivo juego formal que denota ligereza y expresa claramente su naturaleza efímera.

Foto cortesia de Dollium
No obstante el carácter dinámico y deconstructivista de la obra, se percibe una clara axialidad en la disposición de los elementos, principalmente en la ubicación de graderías que se enfrentan paralelamente.

Foto cortesìa de zan wheelock

En ese sentido, mi percepción fue la de un gigantesco y abstracto pórtico que enmarca la visual del pabellón victoriano. Otros han visto la creación de un nueva “calle” dentro del parque o incluso un cobertizo en días de sol o de lluvia.


El intrincado y exuberante juego de columnas sumado al entramado del techo transparente, define un rico juego de luz y sombra que genera una atmósfera especial para el visitante. Lamentablemente, en mi caso, no pude disfrutar del dichoso juego pues (no sorpresivamente en el caso de Londres) el clima estaba lluvioso y nublado. Aún así, no pude evitar sobrecogerme al impresionante movimiento impuesto en la obra.

“Queríamos ser un poco primitivos. Así que pensamos que podríamos hacer una interesante estructura con un poco de energía bajo la sombra de los árboles en Kensington Gardens. Y, ya que el pabellón es temporal, ¿por qué no volver a algunos conceptos básicos? Comenzamos con esta idea de la catapulta [se refiere a los bocetos de catapultas de Leonardo da Vinci] y luego nos enganchamos con la noción de un techo hecho de alas de mariposa estilizadas”.
Frank Gehry.

El siguiente video muestra el proceso de la construcción del pabellón



Y si bien el pabellón de Gehry es una estructura al aire libre que ha acogido conciertos de música y otras actividades, y que será desmontada luego del 19 de octubre, en el pabellón victoriano se exhibe la obra del alemán Gerhard Richter (1932-), un renombrado artista moderno que ha venido experimentando con el color desde hace décadas.


La obra aquí expuesta es 4900 Colours: Version II, una serie de grillas cromáticas basadas en la cuadrícula de vidrio que reemplazó al vitral medieval de la Catedral de Cologne, destruido durante la guerra mundial.


VER TAMBIÈN
-
OTRAS OBRAS DE FRANK GEHRY

- INSTALACIONES ARTISTICAS AL AIRE LIBRE

Un atento canino entusiasta con la explicaciòn sobre arquitectura contemporànea