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04 abril, 2011

CONCEPTOS DE ARQUITECTURA JAPONESA I


TEMPLOS Y SANTUARIOS

Sobre la base de un interesante artículo de la revista Casa, y adicionando conceptos provenientes de otra bibliografía así como de la propia experiencia, presento una serie de posts relacionados con conceptos básicos de la arquitectura japonesa y que servirán de marco conceptual a numerosos ejemplos de arquitectura nipona presentados en este moleskine. Sea este mi homenaje a este fascinante país, tanto por la belleza de sus paisajes y edificios, como también por la entereza de su gente que, conviviendo con desgracias a través de milenios, ha sabido salir airosa para regalarnos una riquísima cultura.


¿Cuáles son las variantes de la arquitectura japonesa?
La arquitectura tradicional japonesa puede dividirse en tres categorías: santuarios, templos, y casas (aunque puede incluirse también castillos, teatros y escuelas). En cuanto a los santuarios, ha habido sitios sagrados desde tiempos inmemoriales. En Japón, así como en otras civilizaciones, el acto de adoración ha sido parte de la vida desde tiempos antiguos, y las primeras formas de arquitectura de santuario aparecieron al final del siglo VIII y principios del IX. Luego, cuando las influencias del budismo y el confucianismo empezaron a sentirse en Japón, los estilos arquitectónicos empezaron a cambiar.

Santuario Kamigamo, Kioto

La segunda categoría son los templos. Junto con la introducción del budismo en Japón a mitad del siglo VI, las técnicas de arquitectura de los templos fueron importadas de Asia. Comenzando con Asukadera en Nara, los templos fueron construidos en diferentes partes del país. En los años que siguieron, las doctrinas y las creencias de prominentes sectas budistas influenciaron la construcción de sus templos, dando lugar a una más amplia variedad de estilos y formas estructurales.

Santuario Asuka, Nara

Dado que en más de un punto en la historia ambas religiones –sintoísmo y budismo- se relacionaron simbólicamente, compartiendo rituales, ubicaciones y estilos arquitectónicos, es frecuentemente difícil diferenciar uno de otro.


SANTUARIOS
¿Se puede encontrar el origen de los santuarios japoneses en las montañas?
A diferencia de las religiones monoteístas, como el Cristianismo o el Islamismo, en Japón existe la creencia que “yaoyorozu-no-kami” (ocho millones de dioses) habitan en la naturaleza. Por tanto, en tiempos antiguos, se creía que las montañas, los grandes árboles y rocas eran dioses, y la gente les rezaba y dedicaba ritos. Ese fue el origen de los santuarios.

Santuario Ise, Mie

Los primeros santuarios fueron diseñados en un estilo único que no incluía un edificio principal (honden), aunque tenía un sitio para la adoración de la naturaleza (haiden). El santuario de Omiwa en Nara es un ejemplo de este tipo, y todo el monte Miwa ubicado en su detrás es venerado como una deidad. En las eras siguientes, se desarrolló una forma original de santuarios japoneses, en el cual se encontraba regularmente un santuario principal. Ejemplos representativos son el Gran Santuario de Sumiyoshi (prototipo del estilo sumiyoshi), son el Gran Santuario de Izumo (estilo taisha) y el Santuario de Ise (estilo shinmei).


Santuario Ise, Mie.

Reconstrucción del Santuario Izumo Taisha, Shimane en la antigüedad. Imagen cortesía de Tan Hong Yew.

En el siglo VI el budismo llegó a Japón y se convirtió en una significativa religión nacional. Incluso ya desde tiempos antiguos, Japón manifestó una admiración por las cosas nuevas y la adopción de ideas foráneas. De acuerdo a las enseñanzas budistas en que las estatuas son deidades encarnadas, imágenes de Shinto fueron rápidamente producidas. También, las gráciles, onduladas curvas de los techos de los templos budistas fueron usadas para los santuarios.

Santuario Meiji, Tokio

Santuario Shimogamo, Kioto


Es más, la doctrina del “honji suijaku”, que sugiere que los dioses japoneses son manifestaciones temporales de los budas en este mundo, igualó los dioses Shinto con las deidades budistas y ayudó a contener la oposición hacia la repentina popularidad del budismo. Por tanto, los santuarios sintoístas empezaron a tomar más características del budismo. Los santuarios incluyeron elementos como corredores conectando edificios, puertas de dos niveles y pagodas, así como adquirieron mayor tamaño. Sin embargo, hay todavía figuras únicas para el sintoísmo. Por ejemplo, los torii, o arcos que marcan la entrada a un lugar sagrado, o los caminos sando, que llevan en línea directa a los santuarios, los pares de komainu, los perros-leones que se apuestan como guardianes al ingreso del santuario, los grandes troncos llamados que se proyectan en forma de V, y los chigi, protuberancias en forma de cuerno ubicadas en el borde de los techos.
Secuencia de arcos Torii, Santuario Fushimi Inari, Kioto
Uno de los guardianes del templo, un zorro, Santuario Fushimi Inari, Kioto

Santuario de Heian, Kioto.

TEMPLOS
¿Cuáles son algunos elementos especiales en la arquitectura de los templos?
La historia de la arquitectura de templos japoneses comenzó con la expansión del budismo a inicios del siglo VII. Esta no tenía que ver sólo con aspectos de fe, sino también con influencias políticas, ya que el budismo favorecía una importante estructura jerárquica y centralizada, favorable a los intereses de los emperadores.

Templo Sanjusangendo, Kioto

Hasta el inicio del periodo Edo (1603-1867), los clavos fueron raramente usados en templos japoneses. Mientras se adoptaban patrones arquitectónicos asiáticos, los japoneses incluyeron elementos especiales en un país especialmente afectado por terremotos. Uno de ellos fue el kumimono, un soporte de vigas y pilares usado para soportar los aleros de los techos de las pagodas. Gracias a una compleja organización de gran bloque de soporte (daito 大斗) con un brazo de soporte (hijiki 肘木) insertado en él, el kumimono era capaz de soportar grandes techos, y ha soportado muy bien los embates del tiempo.


Detalle del daito y hijiki.

También, los estilos Gran Buda (daibutsuyo) y Zen (zenshuyo) desarrollaron grandes techos de gráciles curvas que eran soportados por grandes vigas y pilares. Tampoco debe pasarse por alto la belleza de los tallados de todos estos elementos estructurales.

Templo de Kiyomizudera, Kioto.

Dos vistas del conjunto religioso de Koyasan

Es más, la combinación de varios elementos arquitectónicos en un solo sitio es otra característica importante de los templos budistas, que también incluye pagodas, campanarios y grandes puertas de dos niveles.


Proceso de construcción en la arquitectura tradicional japonesa. Puerta Nandaimon, Todaiji, Nara

VER TAMBIÉN
- SANTUARIOS SINTOÍSTAS JAPONESES

- TEMPLOS BUDISTAS JAPONESES

Con Pilar, Yu, Giancarlo y Jimena en viaje perujín a Koyasan

09 diciembre, 2010

LOS BUDAS DE OTAGI NENBUTSU JI, KIOTO.


Otagi Nenbutsu es un pequeño templo ubicado en Arashiyama, en las afueras de Kioto. Su emplazamiento sigue el patrón de muchas otras edificaciones religiosas en Japón: pequeños pabellones dispersos, empotrados en la topografía y en diálogo con el paisaje natural (o algunas veces diestramente “naturalizado”).


Su arquitectura, sencilla y austera, difiere de la imponencia de otras grandes y famosas estructuras en Kioto, muchas de las cuales hemos revisado anteriormente en este moleskine. Pero lo que hace de este un lugar muy especial es la estatuaria que lo adorna. Más de mil pequeñas estatuas de Buda están dispuestas en varias zonas del complejo, y tanto las inusuales expresiones que las caracterizan como el efecto del añejo musgo que los cubre en varios tonos y formas, las hace irresistiblemente fotogénicas.


BREVE HISTORIA
Los orígenes del templo Otagi Nenbutsu se remontan a la era Heian (794-1185), en la infancia de Kioto, cuando la Emperatriz Shotoku lo fundó en la antigua capital a orillas del río Kamo. Al ser destruido por una inundación fue reconstruido como un anexo del templo Enryaku ji, cerca del monte Hiei, al norte de Kioto. Fue destruido nuevamente en el siglo XIII durante una guerra civil. Fue finalmente trasladado a su actual ubicación en 1922.


EMPLAZAMIENTO ACTUAL
Arashiyama es una de las zonas más concurridas por los visitantes a Kioto, particularmente en otoño cuando las hojas de arce se visten de color fuego y pueblan la ladera de la montaña. Este espectáculo ha sido admirado desde hace siglos, y así lo dan cuenta numerosos templos y jardines, como el bello Tenryuji, por ejemplo. Sin embargo, el templo de Otagi Nenbutsu se halla algo apartado, a pocos kilómetros de las hordas de turistas que invaden Arashiyama.


Los 5 pabellones que constituyen el conjunto se disponen paralelamente orientados hacia el Este y empotrados en la topografía, integrándose al paisaje y reduciendo su impacto sobre la naturaleza, por lo que pasa desapercibido desde afuera.


Básicamente las edificaciones se pueden agrupar en tres zonas:

El ingreso

La puerta de ingreso, que corresponde al periodo Kamakura (1192-1333), se halla flanqueada por dos estatuas Nio, unas figuras temibles, que típicamente se encuentran en las puertas de los templos nipones. Sin embargo, tras ingresar, encontramos unas nuevas estatuas Nio pero mucho más tiernas, y que marcan el inicio de la ascensión al templo.


La zona central.

En una especie de plaza de encuentra el Salón Principal, dos pequeños pabellones (Fureai Kannon y Hiyoze Jizo Bosatsu) y una estructura llamada Sambo no Kane que alberga las campanas llamadas de los tres tesoros: el Buda, el dharma y los monjes.


La zona superior
Tras ascender una serie de escalinatas, un pequeño pabellón abierto resguarda la estatua principal de Buda.

LOS RAKKAN
A pesar de su aspecto vetusto, las más de 1200 estatuas que adornan el templo fueron hechas recientemente, entre 1981 y 1991. De allí su carácter algunas veces humorístico y kawaii (adjetivo japonés para denotar algo infantilmente tierno).


Estas representaciones de los 500 discípulos de Buddha que alcanzaron el nirvana son llamadas rakan (lo que también se conoce como arhat)y fueron hechos por escultores aficionados dirigidos por Kocho Nishimura. Lo más llamativo de ellas son sus expresiones, humorísticas, novedosas, eclécticas o exóticas, que difieren radicalmente de las representaciones de Budas en Japón y el Sudeste Asiático (el lector los puede comparar, por ejemplo, con los cientos de Budas representados de forma ortodoxa en el templo de Sanjusangen-do).


Budas desdentados, cargando gatos o extraños sombreros, saxofonistas, fotógrafos, con anteojos o simplemente compartiendo un buen sake, son algunas de las inusuales representaciones que se encuentran aquí. Es más, hay la costumbre de buscar al Buda que más se parece a uno.


Los rakkan se encuentran típicamente alineados en una o más hileras, aunque a veces aparecen también diseminados aisladamente en el césped o entre los árboles.


Parecidos pero no iguales. Los ojizo-san son divinidades protectoras que se encuentran en muchas partes de Japón (y por supuesto también en este templo), y que juegan un papel protector sobre todas las cosas vivientes. Su escultura es mucho más tosca y está fundida en la roca, y frecuentemente se hallan vestidos por una prenda roja.


VER TAMBIÉN

- ARQUITECTURA BUDISTA JAPONESA

- TEMPLOS SINTOÍSTAS


09 noviembre, 2007

EL PABELLÓN DE PLATA. GINKAKU-JI

Pabellón de Plata en invierno. Foto C. Zeballos

El periodo Muromachi produjo algunos de los monumentos y jardines más famosos de la arquitectura japonesa: el Pabellón de Oro (Kinkakuji), el Pabellón de Plata (Ginkaku ji) y el jardín de rocas de Ryoan ji. A pesar (o tal vez a raíz) de la violencia y desoladoras guerras que caracterizaron este periodo, estos jardines ofrecen un descanso para el espíritu y una belleza realmente conmovedora.

Pabellón de Plata en invierno. Foto C. Zeballos

EL PERIODO MUROMACHI

Cuando Ashikaga Takauji fue nombrado shogun en 1336, se convirtió en el primero de 15 shogunes de la familia Ashikaga, asentada en el distrito de Muromachi en Kioto, y que gobernaría el Japón hasta 1568. Durante esta época floreció el budismo Zen, el cual esparció su influencia no sólo en el campo religioso como en el artístico y cultural, desarrollándose campos tan variados como la arquitectura, el ikebana, literatura, poesía, teatro Noh, ceremonia del té y el paisajismo.

Fiesta de música durante el periodo Muromachi. Fuente Wikipedia

Fue también una época de tolerancia religiosa, en la que el Budismo convivió pacíficamente con el sintoísmo, mientras que en Nagasaki el Cristianismo entraba rampante en Japón, especialmente liderado por el misionero católico Francisco Javier.
Sin embargo, fueron las pugnas internas de los señores feudales o daimyō las que llevaron a absurdas y sangrientas guerras, especialmente la llamada guerra Ōnin (1467–1477), que en su intento por controlar la simbólica capital Kioto terminaron reduciéndola a cenizas.

"La capital que creíamos iba a durar diez mil años/ es hoy una guarida de lobos. La ciudad que tú conoces/ es hoy un campo vacío/ desde donde la alondra levanta vuelo/ y las lágrimas caen." Hikorokusaemon-No-Jou, sobre la guerra Ōnin

Las guerras civiles se sucederían hasta que en 1573 el daimyo Oda Nobunaga ingresa a Kioto venciendo a los Ashikaga, restableciendo la paz y culminando la hegemonía Muromachi.

EL PABELLÓN DE PLATA.

Mientras el Pabellón de Oro, construído por Ashikaga Yoshimitsu, representó el pináculo de esta era, el Pabellón de Plata (1474), construído por su nieto Ashikaga Yoshimasa marcó el declive del clan.
Localizado al pie de las montañas de Higashiyama al noreste de Kioto, en un terreno 30 veces más extenso que el que ocupa ahora, al final de lo que es actualmente el Camino de la Filosofía, fue construido como lugar de descanso de Yoshimasa.

Distribución del Pabellón de Plata. Foto C. Zeballos

Resulta paradójico que ad portas del estallido de la guerra, el shogun Yoshimasa le diera la espalda a la capital y se mudara a este extenso complejo palaciego, y que mientras la población padecía hambrunas, destrucción y muerte, él se deleitaba observando el jardín, disfrutando del té, incienso y otros placeres esotéricos.

El complejo palaciego sería convertido en un templo a la muerte de Yoshimasa y denominado Jisho-ji(慈照寺) o Templo de la Merced Brillante. Sin embargo, es conocido como Ginkaku-ji, o Templo del pabellón de Plata(銀閣寺).

Pabellón de Plata y estanque. Panorámica C. Zeballos

Ginkaku o Salón de Kannon.

A pesar de su nombre, no se encuentra nada de plata en el pabellón, ya que nunca se cumplió la intención de Yoshimasa de recubrirlo con este metal, pues el estallido de las guerras se lo impidió.

Reconstrucción hipotética del Ginkakuji si éste hubiera sido recubierto con una lámina de plata.
Cabe resaltar, que muchos japoneses prefieren el pabellón de plata al de oro, ya que éste representa la simplicidad típica de la arquitectura japonesa.
Imagen 3D C. Zeballos

Se trata de un edificio muy simple de dos niveles, con techos curvos y coronado por un ave fénix hecha en bronce.

Imagen superior del techo. Imagen 3D C. Zeballos

Su nivel inferior, llamado Shinkunda (Salón del corazón vacío) mide 6.7 m x 5.4 m y está dividido por paneles movibles que le otorgan flexibilidad al espacio interior. Las puertas corredizas de madera dejan ver un espacio sencillo de techo plano. En su interior, se venera la imagen de Jizo, protector de los niños

Imagen del primer nivel. Imagen 3D C. Zeballos

El nivel superior, llamado Choongaku (Salón de la Ola Rugiente), barnizado con laca negra, contiene una imagen del Buda de la Compasión o Kannon de color dorado. La habitación se halla rodeada por una baranda y las paredes presentan ventanas en forma de campana (3 frente al estanque y en la parte posterior y dos a cada lado)

Imagen del segundo nivel. Imagen 3D C. Zeballos

EL ESTILO SHOIN

Uno de los principales aportes del periodo Muromachi a la arquitectura residencial japonesa es el estilo Shoin. "Shoin" significa "Salón de escritura" y tiene sus orígenes en las humildes habitaciones de los monasterios, más modestas que las estructuras del periodo Heian y Kamakura. De allí que en sus habitaciones incluían mobiliario de escritura.
Los cuatro elementos característicos del estilo Shoin son: hornacinas hundidas (tokonoma), estantes escalonados, escritorio empotrado y puertas decoradas.


El Tōgudō de Ginkaku ji, una modesta estructura de un nivel con techo de corteza de ciprés, contiene la habitación en estilo Shoin más antigua del Japón.


EL JARDÍN

Es imposible comprender al Pabellón de Plata sin tener en cuenta a las montañas circundantes, ni tampoco sin recalcar el rol que tiene la luna en su concepción. La luna es un elemento crucial en la mentalidad japonesa, presente en las artes visuales y la literatura. La iluminación espiritual en el Budismo zen es a veces representada como el reflejo de la luna sobre el agua: la luna hace la superficie del agua visible y viceversa.

Estanque del Pabellón de Plata en invierno. Foto C. Zeballos

La zona de Higashiyama donde se asienta el Ginkakuji era conocida como punto para la contemplación de la luna desde tiempos de la era Heian.

Ubicación del Ginkakuji respecto a las montañas.
Ver ubicación en Google maps

Frente al Ginkaku-ji, existe un estanque desde donde se contemplaba la luna.
A sus espaldas se encuentra la montaña de Tsukimachiyama (Montaña para esperar a la luna). Yoshimasa escribió un poema al respecto:
"Adoro
mi cabaña

al pie de de la Montaña para esperar la luna

y el reflejo

en el cielo al poniente."
Ginshaden en invierno. Foto C. Zeballos

Por primera vez en la historia del paisajismo japonés se utiliza únicamente la arena para representar elementos como el agua o la montaña. La explanada de arena que se ubica al costado del estanque se llama Ginshaden, una meseta de 60 cm de altura y que significa Mar de Arena Plateada, cuya forma se dice está moldeada basándose en la forma del Lago del Oeste, en China. De hecho, cuando la luna sale al este por la montaña Tsukimachi, el mar de arena parece generar ondas a la luz lunar.

Imágenes del Ginshanden o plataforma de arena. Foto C. Zeballos

En esta zona también se encuentra un enorme cono de arena de 1.80 m, que simboliza el monte Fuji, llamado Kougetsu dai (Plataforma enfrentando la luna), diseñado para acentuar el reflejo de la luna en el mar de arena. Se dice que desde el segundo piso del Ginkakuji el cono asemeja una luna llena reflejada sobre un mar plateado.

Cono de arena Kougetsu dai. Abajo, durante mantenimiento. Fotos C.Zeballos

Pero lo más interesante del jardín es la forma cómo este interactúa y hace uso de la montaña en su diseño, ofreciendo una vista del pabellón desde arriba, así como del conjunto de edificios y en general de la ciudad de Kioto.

Gingaku visto desde la montaña. Foto C. Zeballos

Finalmente, es importante destacar la experiencia estacional del jardín, que es siempre cambiante en las diferentes épocas del año.
Gingaku ji en otoño.

ACTUALIZACIÓN


Ayer visité nuevamente Ginkakuji y me dí con la sorpresa de que lo estaban restaurando. Fue una buena oportunidad para apreciar, en primer lugar, la levedad de la arquitectura japonesa, soportada por esbeltas columnas de madera y paneles de madera móviles.


En segundo lugar, la interesante tecnología para la construcción de los tejados, hechos con una estructura de madera que les da la característica curvatura.


Sobre ella descansan tablillas de madera superpuestas, fijas con clavos de bambú, hechas de ciprés japonés de aproximadamente 30 cm de largo, aunque sólo 3 cm son expuestos en la parte inferior. Como puede verse en las fotos, cada cierto número de filas hay una plancha de cobre de refuerzo.


VER TAMBIEN

- JARDINES JAPONESES/
JAPANESE GARDENS

* Periodo Heian (794-1185)
* Periodo Kamakura (1185-1333)
* Periodo Muromachi (1333-1573)
* Periodo Edo (1603-1868)
* Periodo Meiji (1868-1912)