La Ópera de París es la máxima obra de Charles Garnier, y uno de los mejores exponentes del eclecticismo del siglo XIX. Es un edificio magnífico, o mejor dicho, destinado a transmitir magnificencia. Simboliza, además el final de una época y el inicio de otra. Pomposa y monumental, utiliza una estructura de acero y concreto armado, pero la recubre de ornamento por considerar su estética indigna. Es también cuna de mitos y obras literarias, siendo la más famosa el Fantasma de la Ópera.
CONTEXTO CULTURAL
El Neoclaciscismo fue una corriente que surgió ante los excesos ornamentales del barroco y rococó, buscando retomar la sobriedad y elegancia de las obras clásicas. Fue también símbolo de nuevos ideales democráticos, en oposición a las monarquías que habían precisamente adoptado al barroco para expresar su opulencia. Ciudades como Washington, La Plata y Camberra fueron fundadas en aquella línea estética, buscando sus monumentos y edificios públicos expresar aquellos ideales mediante la arquitectura.
Sin embargo, en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX, Napoleón III instauraba el Segundo Imperio. Necesitaba una arquitectura que expresara su grandeza imperial, y de allí que se sirviera del neobarroco. Ya su prefecto, el Barón Haussmann estaba derribando miles de casas en París para hacer espacio a amplios bulevares (los que, de paso, facilitaran el desplazamiento de los ejércitos).
En enero de 1858 un atentado contra Napoleón III en la ópera situada en la Rue Le Peletier, un edificio incómodo y temporal (donde el célebre pintor impresionista Edgar Degas inmortalizara sus bailarinas de ballet), convenció al emperador de la necesidad de construir una nueva ópera que le diera seguridad.
En 1860 se convocó, por primera vez, a un concurso de ideas del que se seleccionaron 5 de entre 172 propuestas. En la fase final del concurso fue elegido un joven, desconocido e inexperimentado Charles Garnier de 34 años. Fue tan inesperado su triunfo que tuvo que montar una oficina con un grupo de arquitectos, ex-compañeros de la École de Beaux Arts de París.
La Ópera fue inaugurada por primera vez en agosto de 1867, en ocasión de la Exposition Universelle de ese año, cuando sólo la impresionante fachada estaba lista. Sin embargo, en setiembre de 1870 el Segundo Imperio llegó a su fin y la ópera se convirtió en el símbolo de la opresión de aquellos días. No obstante, en 1873 la vieja ópera en la Rue Le Peletier se incendió, lo que facilitó la culminación de la Ópera de Garnier, la que fuera inaugurada por segunda vez en 1875.
Como anécdota, en la inauguración olvidaron invitar al arquitecto que le había dado 15 años de su vida al edificio, quien tuvo que pagar su propia entrada. C'est pas possible! Aún así Garnier recibió una gran ovación al final de la prémiere.
UBICACIÓN
El terreno donde se ubica la ópera es un rombo resultado una intersección de avenidas planteadas por Haussmann.
Sin embargo, la ubicación no es la más apropiada para este edificio que se suponía monumental. La perspectiva de la calle no permite apreciar la real monumentalidad del edificio, que enfrenta a la avenida con su fachada más corta, y el fuerte tráfico impide que el edificio pueda tener alguna área de expansión externa. El propio Garnier trató en vano que se modifique su ubicación.
PROPUESTA
La Ópera está concebida como una secuencia de volúmenes, claramente diferenciados en su forma, reflejando su función interior.
Fachada
Ubicada sobre una escalinata, la fachada está compuesta de dos planos, uno muy ligero compuesto de columnas a manera de cortina y otro que compone el edificio en sí.
En el primer piso, en vez de una gran puerta principal, hay una columnata monumental, una referencia a la columnata del Louvre. En el segundo piso se incluyen dos juegos de columnas, las más robustas con un fin estructural, y unas más pequeñas y bastante coloridas, cuya policromía contrasta con el tono grisáceo de la mayoría de construcciones parisinas de la época, que le dan ligereza y son netamente ornamentales.
Corona la fachada un ático, rescatando uno de los principios básicos de la composición clásica (una base, un cuerpo y una corona).
Acceso y las áreas públicas.
Si la fachada es imponente, el interior está diseñado para dejar boquiabierto al visitante. La escala, la decoración, la iluminación, los grupos escultóricos y pictóricos, todo ello transmite boato, magnificencia. A diferencia del usual desdén con el que se trataban las áreas de acceso en teatros de la época, Garnier les confirió gran importancia.
El vestíbulo de generosas mamparas, es una antesala de la impresionante escalera, la que además de su monumentalidad, divide el flujo de espectadores de acuerdo a su posición en el auditorio.
Estas escaleras se ubican en un fastuoso espacio cuyos detalles fueron trabajados como una fachada interior: una galería circundante de la que sobresalen balcones con sus marmóreas balaustradas.
El auditorio
La cúpula achatada expresa exteriormente la forma en herradura del auditorio.
Con capacidad para 2000 espectadores, el diseño está basado en una serie de arcos que descansan sobre pares de columnas y que circundan el escenario y albergan los palcos y las tribunas de honor. Al centro del ambiente hay un gran candelabro, un alarde de la tecnología en esa época, que puede descender por una serie de poleas hasta el nivel del piso y que contiene un cuidadoso juego de luces de distinta intensidad.
El escenario
Es el volumen más alto y el más profundo de la secuencia. Es uno de los más grandes en Europa, su gran altura de más de 20 m le permite albergar escenarios que pueden ser desplegados muy rápidamente, gracias a una maquinaria especialmente diseñada para tal efecto. Los cimientos son tan profundos que Garnier encontró una corriente subterránea. Para prevenir infiltración de agua, construyó un reservorio de concreto bajo los cimientos, que daría origen al mito del lago bajo la ópera.
Los servicios técnicos y administrativos.
El último volumen de la secuencia es trabajado con líneas sobrias y clásicas. Su fachada, en comparación con la principal, es muy simple, únicamente precedida por un pequeño arco.
Pabellones laterales
Estos volúmenes cilíndricos adosados permiten, uno el ingreso privado de la élite social y los abonados y el otro para el uso exclusivo del emperador, para lo cual se dotó de una rampa para carruajes.
EESTRUCTURA Y ACÚSTICA
Oculto tras las molduras y adornos, se esconde la estructura metálica que sostiene al edificio. Es decir, se trata de un edificio que utiliza tecnología moderna, pero disfrazado de antiguo.
La acústica de la ópera es buena, aunque sorprendentemente Garnier la dejó al azar. Para su buena suerte, funcionó muy bien, tanto que dicen que alguna vez la vibración de la voz de una soprano ocasionó el colapso del candelabro central, matando a una persona. Aquel incidente, sumado al mito del lago subterráneo, propició el nacimiento de la novela El Fantasma de la Ópera de Gastón Leroux.
CONTEXTO CULTURAL
El Neoclaciscismo fue una corriente que surgió ante los excesos ornamentales del barroco y rococó, buscando retomar la sobriedad y elegancia de las obras clásicas. Fue también símbolo de nuevos ideales democráticos, en oposición a las monarquías que habían precisamente adoptado al barroco para expresar su opulencia. Ciudades como Washington, La Plata y Camberra fueron fundadas en aquella línea estética, buscando sus monumentos y edificios públicos expresar aquellos ideales mediante la arquitectura.
Sin embargo, en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX, Napoleón III instauraba el Segundo Imperio. Necesitaba una arquitectura que expresara su grandeza imperial, y de allí que se sirviera del neobarroco. Ya su prefecto, el Barón Haussmann estaba derribando miles de casas en París para hacer espacio a amplios bulevares (los que, de paso, facilitaran el desplazamiento de los ejércitos).
En enero de 1858 un atentado contra Napoleón III en la ópera situada en la Rue Le Peletier, un edificio incómodo y temporal (donde el célebre pintor impresionista Edgar Degas inmortalizara sus bailarinas de ballet), convenció al emperador de la necesidad de construir una nueva ópera que le diera seguridad.
En 1860 se convocó, por primera vez, a un concurso de ideas del que se seleccionaron 5 de entre 172 propuestas. En la fase final del concurso fue elegido un joven, desconocido e inexperimentado Charles Garnier de 34 años. Fue tan inesperado su triunfo que tuvo que montar una oficina con un grupo de arquitectos, ex-compañeros de la École de Beaux Arts de París.
Garnier con un grupo de compañeros de la Escuela de Bellas Artes de París, con quienes proyectó la ópera.
La Ópera fue inaugurada por primera vez en agosto de 1867, en ocasión de la Exposition Universelle de ese año, cuando sólo la impresionante fachada estaba lista. Sin embargo, en setiembre de 1870 el Segundo Imperio llegó a su fin y la ópera se convirtió en el símbolo de la opresión de aquellos días. No obstante, en 1873 la vieja ópera en la Rue Le Peletier se incendió, lo que facilitó la culminación de la Ópera de Garnier, la que fuera inaugurada por segunda vez en 1875.
Como anécdota, en la inauguración olvidaron invitar al arquitecto que le había dado 15 años de su vida al edificio, quien tuvo que pagar su propia entrada. C'est pas possible! Aún así Garnier recibió una gran ovación al final de la prémiere.
UBICACIÓN
El terreno donde se ubica la ópera es un rombo resultado una intersección de avenidas planteadas por Haussmann.
Imagen satelital donde se observa la conexión de la Ópera con el Louvre. Clic para ampliar.
El terreno romboidal donde se ubicó el edificio, no era el más apropiado para una ópera
Un bulevar, estrictamente con fines estéticos, conectaría la nueva Ópera con el Louvre y el Palacio de las Tullerías, la residencia imperial.El terreno romboidal donde se ubicó el edificio, no era el más apropiado para una ópera
Fotografía desde la Ópera hacia el Louvre, antes de que se derribaran las manzanas para abrir paso al bulevar entre ambos
Sin embargo, la ubicación no es la más apropiada para este edificio que se suponía monumental. La perspectiva de la calle no permite apreciar la real monumentalidad del edificio, que enfrenta a la avenida con su fachada más corta, y el fuerte tráfico impide que el edificio pueda tener alguna área de expansión externa. El propio Garnier trató en vano que se modifique su ubicación.
PROPUESTA
La Ópera está concebida como una secuencia de volúmenes, claramente diferenciados en su forma, reflejando su función interior.
Fachada
Ubicada sobre una escalinata, la fachada está compuesta de dos planos, uno muy ligero compuesto de columnas a manera de cortina y otro que compone el edificio en sí.
En el primer piso, en vez de una gran puerta principal, hay una columnata monumental, una referencia a la columnata del Louvre. En el segundo piso se incluyen dos juegos de columnas, las más robustas con un fin estructural, y unas más pequeñas y bastante coloridas, cuya policromía contrasta con el tono grisáceo de la mayoría de construcciones parisinas de la época, que le dan ligereza y son netamente ornamentales.
Corona la fachada un ático, rescatando uno de los principios básicos de la composición clásica (una base, un cuerpo y una corona).
Estatua de Apolo con la lira, ubicada a 50 m del suelo es el punto más alto de la estructura. Funciona también como pararrayos.
Acceso y las áreas públicas.
Si la fachada es imponente, el interior está diseñado para dejar boquiabierto al visitante. La escala, la decoración, la iluminación, los grupos escultóricos y pictóricos, todo ello transmite boato, magnificencia. A diferencia del usual desdén con el que se trataban las áreas de acceso en teatros de la época, Garnier les confirió gran importancia.
El vestíbulo de generosas mamparas, es una antesala de la impresionante escalera, la que además de su monumentalidad, divide el flujo de espectadores de acuerdo a su posición en el auditorio.
Estas escaleras se ubican en un fastuoso espacio cuyos detalles fueron trabajados como una fachada interior: una galería circundante de la que sobresalen balcones con sus marmóreas balaustradas.
El auditorio
La cúpula achatada expresa exteriormente la forma en herradura del auditorio.
Con capacidad para 2000 espectadores, el diseño está basado en una serie de arcos que descansan sobre pares de columnas y que circundan el escenario y albergan los palcos y las tribunas de honor. Al centro del ambiente hay un gran candelabro, un alarde de la tecnología en esa época, que puede descender por una serie de poleas hasta el nivel del piso y que contiene un cuidadoso juego de luces de distinta intensidad.
El escenario
Es el volumen más alto y el más profundo de la secuencia. Es uno de los más grandes en Europa, su gran altura de más de 20 m le permite albergar escenarios que pueden ser desplegados muy rápidamente, gracias a una maquinaria especialmente diseñada para tal efecto. Los cimientos son tan profundos que Garnier encontró una corriente subterránea. Para prevenir infiltración de agua, construyó un reservorio de concreto bajo los cimientos, que daría origen al mito del lago bajo la ópera.
La serie de poleas que permiten el manejo de los diferentes escenarios fue consebido basándose en la tecnología de los barcos a vela.
Los servicios técnicos y administrativos.
El último volumen de la secuencia es trabajado con líneas sobrias y clásicas. Su fachada, en comparación con la principal, es muy simple, únicamente precedida por un pequeño arco.
Pabellones laterales
Estos volúmenes cilíndricos adosados permiten, uno el ingreso privado de la élite social y los abonados y el otro para el uso exclusivo del emperador, para lo cual se dotó de una rampa para carruajes.
EESTRUCTURA Y ACÚSTICA
Oculto tras las molduras y adornos, se esconde la estructura metálica que sostiene al edificio. Es decir, se trata de un edificio que utiliza tecnología moderna, pero disfrazado de antiguo.
La acústica de la ópera es buena, aunque sorprendentemente Garnier la dejó al azar. Para su buena suerte, funcionó muy bien, tanto que dicen que alguna vez la vibración de la voz de una soprano ocasionó el colapso del candelabro central, matando a una persona. Aquel incidente, sumado al mito del lago subterráneo, propició el nacimiento de la novela El Fantasma de la Ópera de Gastón Leroux.
Sección en maqueta, foto cortesía de Begoña Bazal
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La Ópera de París fue uno de los edificios más influyentes de su época. A la muerte de Garnier, se la comparaba con el Partenón, Santa Sofía de Constantinopla, la Catedral de Notre Dame entre otros. Más allá de su función, cumplió su cometido de subrayar a París como la capital cultural europea. En Latinoamérica, influenció edificios importantes como el Teatro Colón en Buenos Aires, Argentina (particularmente su primer proyecto) hasta la reciente Ópera de Alambre, en Curitiba, Brasil.Sin embargo, paralelamente, durante la última década de su vida, Garnier debió escandalizarse al ver erguirse rápidamente en el perfil de París, una grotesca torre hecha únicamente de armazón metálica. Ya Victor Horta estaba experimentando con el Art Noveau y construyendo con metal expuesto. Un año antes de la muerte de Garnier, en 1898, un joven Charles Mackintosh ganaba el concurso para la Escuela de Arte en Glasgow. Precisamente una década después, en 1908, Adolf Loos publicaba su obra Ornamento y Delito (vía Teorías de Arquitectura), una condena explícita a los excesos del neobarroco. El nacimiento de la arquitectura moderna estaba a la vuelta de la esquina.
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El siguiente vídeo de nuestra visita a la Ópera Garnier, tiene como música de fondo la más conocida ópera francesa de la historia, Carmen (1875), compuesta por Georges Bizet. Se incluyen fragmentos de Abertura, Votre toast, je peux vous le rendre (Toreador) y Quand je vous aime (Habanera). Curiosamente, la ópera nunca fue un éxito durante la vida de Bizet, quien a sus 37 años falleció en 1875, el mismo año de la inauguración de la Ópera de París. El estreno de Carmen en la Opéra-comique (un escenario modesto que no queda muy lejos a la ópera de Garnier) fue un fracaso, hasta que fuera estrenada en Viena y ganara reconocimiento internacional.
- ÓPERA, SALAS DE CONCIERTOS, TEATRO
- Cidade da Musica, Río de Janeiro. Christian de Portzamparc
- Ciudad de la Música (Citè de la Musique), París. Christian de Potzamparc
- Esplanade, Teatros en Singapur
- Kyoto Concert Hall, Japón (Arata Isozaki)
- Ópera de Sídney, Australia (Jorn Urtzon)
- Teatro Colón, Buenos Aires Argentina.
- Teatro Nacional de China, Pekín, China (Paul Andreu)
- Walt Disney Concert Hall, Los Ángeles, EE.UU. (Frank Gehry)