Entre el 26 y 29 de junio se llevó a cabo la segunda Conferencia Internacional de Arquitectura y Fenomenología, en la Universidad de Seika, en Kioto, congregando a una serie de teóricos de renombre. La fenomenología es una de las corrientes de pensamiento filosófico más importantes en los 70s y 80s y que recientemente viene siendo discutida nuevamente en los círculos arquitectónicos.
La fenomenología trata de entender la arquitectura a través de la percepción de los objetos o fenómenos, y a pesar de ser una corriente relativamente reciente, utiliza criterios que han venido siendo usados desde los albores de la historia de la arquitectura, desde Stonehenge hasta el Taj Mahal, desde los jardines japoneses hasta Machu Picchu, desde la Casa de la Cascada de Wright hasta el Ayuntamiento de Säynätsalo, por Alvar Aalto. A continuación ofrezco un breve resumen de algunos conceptos discutidos en este evento.
ANTECEDENTES
Luego de la segunda guerra mundial, y ante la carencia de vivienda, muchos de los países en conflicto (particularmente el bloque soviético y China) reconstruyeron sus ciudades utilizando los preceptos del CIAM, Congreso Internacional de Arquitectura Moderna. Sin embargo, la planificación urbana moderna y el llamado Estilo Internacional (mediante el cual el mismo edificio podía ser replicado en Leningrado o en la Habana, sin consideraciones climáticas ni culturales), fallaron en su integración con el tejido urbano existente, conllevaron a la destrucción de la fábrica urbana y se desdeñaron con indiferencia ante la generación de un criterio de lugar y el establecimiento de redes de interacción social.
La estandarización, un concepto acorde a los principios del comunismo, era muy eficaz para la creación rápida de viviendas, pero castró a los habitantes de la riqueza de su individualidad (una de las exposiciones de la conferencia, describió estos conjuntos habitacionales en Varsovia, y algunos participantes recordaron la horrible experiencia de haber vivido en ellos por varios años).
Por otro lado, según la corriente funcionalista, en auge en los años 50s y 60s, la forma seguía a la función y la arquitectura debía limitarse a cumplir un programa con eficiencia. La relación de los seres humanos con su entorno construido se medía básicamente en términos de proxémica, es decir, de distancias y áreas matemáticas y racionales. Así, por ejemplo, una iglesia podía ser resuelta de forma semejante a un aula, ya que cumplían una función similar.
Importantes maestros de la arquitectura moderna, como Wright, Barragán y Tange, fueron fuertes críticos de estas corrientes, así como teóricos Jane Jacobs y Christian Norberg-Schulz hicieron lo propio a un nivel más filosófico.
EL ENFOQUE FENOMENOLÓGICO.
La fenomenología es una corriente filosófica que basa su aproximación en el estudio objetivo de fenómenos generalmente considerados subjetivos: la conciencia y las experiencias como los juicios, percepciones y emociones. No es una corriente arquitectónica, es más bien una metodología, por lo que ha sido usada para analizar y entender múltiples corrientes a través de la historia. Por ejemplo, al visitar el jardín de piedras de Ryoan ji, no es sólo la función del jardín ni sus dimensiones lo que conmueven al visitante, sino las sensaciones que transmite, ya sea quietud, paz, poesía, etc. No es la función de la Iglesia de la luz lo que la ha hecho famosa, sino aquello que transmite al visitarla.
El historiador y arquitecto noruego Christian Norberg Schutz (1926 - 2000) fue uno de los primeros en introducir la feneomenología en la discusión arquitectónica. En sus libros Existencia, Espacio y Arquitectura (1971), Genius Loci, Hacia una Fenomenología de la Arquitectura (1980) y el Concepto de Habitar (1985), criticó las falencias de la arquitectura moderna, particularmente a nivel urbano, y anunció un nuevo enfoque hacia el problema del espacio arquitectónico, intentando "desarrollar la idea de que el espacio arquitectónico puede ser entendido como una concretización de esquemas o imágenes ambientales, que forman una parte necesaria de la orientación del hombre o 'estar en el mundo'".
A pesar de ser criticado por reducir el problema a una cuestión formal, y que sus escritos hayan servido de base para defender las posturas más historicistas del postmodernismo, lo cierto es que los trabajos de Norberg Schultz y los de Charles Moore, entre otros, han dado lugar a una nueva generación de destacados fenomenologistas contemporáneos, entre ellos David Leatherbarrow y el mexicano Alberto Pérez-Gómez, quienes realizaron sendas presentaciones en la conferencia. Otros arquitectos fenomenologistas conocidos son Stephen Hall y Daniel Libeskind.
A+P2
La Segunda Conferencia Internacional en Arquitectura y Fenomenología A+P2 se enfocó en tratar de entender cómo la fenomenología ha sido entendida y empleada tanto en la academia como en la práctica de la arquitectura y el urbanismo.
La conferencia se centró en temas como Memoria e imaginación, tiempo y lugar, representación, el cuerpo y el espacio, diseño digital, ecología, naturaleza y cultura, arquitectura sagrada y la experiencia religiosa, la ciudad y la preservación histórica.
Sin duda, uno de los aspectos más saltantes fue la inclusión del estudio de la tradición asiática y el encuentro intercultural entre el este y el oeste, incluyendo presentaciones y filósofos japoneses, quienes ilustraron el pensamiento de la escuela de Kioto de Kitaro Nishida, y de arquitectos como Thomas Daniell (cuyo libro After the Crash: Architecture in the Post Bubble Japan ha sido revisado en detalle por Federico García en su Islas y Territorio) y Kiyoshi Sey Takeyama quienes presentaron la aproximación a la fenomenología desde el punto de vista oriental (además de deleitarnos con una canción de Simon y Garfunkel) .
Cuarto de Meditación por Kiyoshi Takeyama. Foto cortesía de Caspar B.
APRECIACIONES PERSONALES.
Personalmente, no conozco lo suficiente de fenomenología como para adentrarme en un debate profundo, pero me satisface ver a los arquitectos discutiendo sobre la percepción y experiencias de las personas con respecto a la arquitectura, más que enfrascarse en una mera discusión programática, estilística o tecnológica. Mi impresión, sin embargo, es que un enfoque demasiado metafísico puede alejar a la discusión arquitectónica de la realidad, y perderse en conceptos etéreos maquillados de términos filosóficos. Una visión exclusivamente fenomenológica tiende a centrarse demasiado en la experiencia individual y puede ser insuficiente para abordar el rol social, político, económico y ecológico de la arquitectura y sus componentes prácticos, funcionales y tecnológicos. En lo personal, no creo en absolutos. Pienso que la arquitectura memorable es aquella que logra encontrar un equilibrio coherente entre sus diversos factores, que responden a su determinado contexto histórico y de lugar. Dicho esto, me parece que la fenomenología puede ser uno de los instrumentos que ayuden a aproximarse a ese equilibrio, más que ser un fin en sí.